Capítulo III

1.1K 138 91
                                    

La luna brillaba enorme en el fondo de un cielo casi sin estrellas, pues la gran cantidad de luz eléctrica de toda la empresa opacaba su iluminación natural, y, por primera vez, el resplandor que emitía no era suficiente para animar el corazón de José Carioca.

Sentado en la ventanilla de su habitación y con el puro en su mano, el brasileño meditaba lo que horas antes había sucedido, bien tenía en mente que eso no fue nada fuera de lo que normalmente ocurría en su día a día, tampoco era que se dejara llevar por todas las personas que adularan su físico y mentalidad, no. Francisco fue el primer hombre al que besó.

La actitud que le reflejó ni él mismo lograba entenderla, aceptaba que desde hace tiempo tenía ganas de sentir a Francisco de alguna manera que no expresara solamente la "amistad" instantánea que forjaron, y de un momento a otro empezó a desear besarlo de nuevo, aunque era consiente de que era el deseo su motivación, su entusiasmo por llegar tal vez más lejos con él - de una manera para nada romántica, más bien simple perversión - no decayó.

Suspiró y llevó una mano para tocar sus labios, concentrándose en recordar el beso, cuando mandó al demonio lo que pudiera ocurrir luego de eso.

Sin embargo tenía un inquietante presentimiento de que aquello le costaría más de lo que hubiera imaginado, pues su boca encajó perfectamente en la de él y se preguntaba si, quizás, tan sólo quizás, quisiera decir algo.

Ni siquiera tuvo que asimilar que estaba besando a Francisco, porque fue tan fácil como el respirar. Aunque José no dejó mostrar interés alguno en el otro, la fricción de sus bocas unidas fue tan abierto como si lo hubiesen estado haciendo desde hace años.

— Eso fue muchísimo mejor que en mis sueños, y ha estado ahí todo el tiempo. — se decía con una sonrisa, buscando un nuevo puro en el interior de su chaqueta.

Maldijo después por haberse portado de esa manera con Francisco, porque probablemente el no querría volver a dirigirle la palabra, mucho menos el verlo a la cara, concluyendo con que sus chances de sentir de nuevo sus labios con los de él ya eran mínimos, a menos que se disculpara y rogara por su tacto, aunque no mintió.

En ese momento fue para él un simple beso, sin la idea de querer llegar más lejos por ahora y con la absurda impresión de que Francisco se sintió decepcionado.

Pero, ¿por qué?

No iba a admitirlo frente a él, pero en el asunto de besar el era excelente haciéndolo, y al tocarlo en la manera atrevida y sutil como esa le costó mantenerse entero e indiferente. Entonces, ¿Cuál era su problema? Si por poco cedía y se hubiera dejado llevar, pero quería aminorar los pasos, facetas que probablemente ya se habían ido por el caño.

El frío comenzaba a hacerse presente, por eso y tomando el cristal de la ventanilla para cerrarla, se le dio por bajar la mirada y notó a cierto pelirrojo rondando por los alrededores boscosos de WDS.

Involuntariamente esbozó una pequeñísima sonrisa dejando el cigarrillo de lado, se percató de que continuamente Francisco se tallaba el rostro o echaba hacia atrás su lacio cabello de manera desesperada.

Estaba, ¿Molesto? Y si así era, ¿Cuál sería la razón? Si no estaba equivocado con la última persona con la que había estado era con José, ¿Quizás lo dejó frustrado?

De algún modo, esa era una bonita idea.

— Espero que se le pase temprano. — gimió con suavidad y agitó la cabeza para despejarse, cerrar la ventana y dirigirse a la cama.

Si quería que todo saliera de acuerdo a lo que desde hacía mucho tiempo idealizó, necesitaría hasta el último ápice de control del que dispusiera para conseguir la lenta seducción que había planeado.












Romeo Ya No Quiere Una Julieta ~ Panchito & JoséDonde viven las historias. Descúbrelo ahora