Capítulo VI

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La recuperación de Frederic iba lenta pero segura, sobre todo por sus antecedentes de anemia. Ya había empezado a usar muletas, su visión era cada vez mejor y todas las demás áreas de su cuerpo parecían estar en buen estado, sólo un poco débiles.

Sin embargo, había algo que me preocupaba, y era el hecho de que Frederic no recordaba absolutamente nada de la noche de nuestro secuestro, nada.

Su memoria parecía estar fragmentada, había recuerdos borrosos, había personas y momentos que aún no reconocía, pero eso iría volviendo poco a poco, o eso me aseguraba su doctor. No había preguntado por su padre ni por nadie de su familia.

En parte era bueno que no recordara esa noche, ya que no quería que aquellos horribles momentos volvieran a su mente, pero había la posibilidad de que todo volviera de pronto, y me asustaba su posible reacción.

Camille se estaba comportando como la perfecta madre amorosa que cuidaba de su hijo y le cumplía todo. Pero sus intenciones no eran del todo buenas, al menos no para mí.

—Frederic regresará conmigo una vez le hayan dado de alta, y no pienso permitir que regrese ni que tenga más contacto con tu familia —dijo la mujer esa mañana con rostro serio mientras miraba en dirección a la habitación de Freddy.

—No vas a alejarlo de mí —respondí tranquilamente, eso no se lo permitiría a nadie. La única persona que podía alejarme de Frederic era el mismo.

—Por ti está en esta situación —me miró furiosa.

—Te recuerdo que fue tu esposo quien lo metió en problemas, a mi me incluyeron en el paquete

—¿¡Y por qué tú saliste prácticamente ileso!? ¡Mi hijo se llevó la peor parte! —sabía que esto pasaría tarde o temprano.

—Frederic eligió protegerme, con gusto me pondría en su lugar, jamás quise que esto pasara Camille. ¡Yo debía ser el que estuviera en esa camilla y no él, pero fue su decisión! —respiré profundo intentando calmarme —. Ahora lo único que quiero y puedo hacer es permanecer a su lado, hacerle saber que no voy a abandonarlo, y usted no me va a impedir eso

—Soy su madre, tengo derecho

—Frederic ya es un hombre, puede tomar sus propias decisiones, y si él decide quedarse, usted no le llevará la contraria —di media vuelta y me alejé de allí.

No quería discutir, además tenía trabajo que hacer. Vería a Frederic más tarde.

Marco estaba de viaje así que yo me encargaba de prácticamente todo. Hoy me tocaba entregar una mercancía, el sitio no era muy lejos, pero la zona era peligrosa, el hombre al que iba a ver era un fiel aliado de mi padre y uno de los más grandes proveedores de efectivo y armas. El trabajo fue sencillo y a las tres horas iba de vuelta en mi camioneta a casa para ducharme y comer algo.

El que mi padre estuviera lejos me había impedido estar al pendiente de la recuperación de Frederic tanto como quería, siempre iba en las mañanas y en las noches, a veces solo podía ir en las noches y eso me irritaba. Quería estar con él todo el tiempo posible, me aterraba que pudiera pasarle algo en mi ausencia, aún así, tenía responsabilidades y si quería quedarme con Freddy debía mantener contento a Marco.

Mi madre estaba en casa y me esperaba con un humeante plato de pasta con carne y salsa, mi favorito. La saludé con un beso en la mejilla y le agradecí por la comida.

—¿Alguna novedad? —Hannah estaba al tanto de cada cosa relacionada con Freddy, lo adoraba al igual que yo y se preocupaba por él como una madre.

—El doctor dijo que sus extremidades están bastante bien, algo débiles, pero responden correctamente. Su visión ha mejorado, y sus recuerdos aún no vuelven, explicó que probablemente él los estaba bloqueando inconscientemente y que volverán en cualquier momento —mi madre asintió y tomó mi mano por encima de la mesa.

¿Piedra, Papel o Tijera?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora