Epílogo

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Escuché la puerta abrirse y una niña de ocho años, de ojos miel y largo cabello castaño, saltó sobre mí de pronto para besar mi mejilla sonoramente. Con una sonrisa la levanté en brazos y dejé un beso en su frente, ella rio al sentir mi barba rozar con su piel.

—Prometo afeitarme pronto

—Me da cosquillas, pero te ves bonito con ella y a tío Freddy le gusta

—¿Enserio?

Ella asintió y se acercó a mi oído para susurrar: —Él me lo dijo, pero shh'

Asentí a sus palabras y la devolví al piso con cuidado.

—Francesca, olvidaste tu muñeca en el auto —miré a Isabella y una vez la niña hubo tomado el juguete, abracé a la chica con fuerza.

—Bienvenida de vuelta

—Me alegra verte, París es increíble, pero ya los extrañaba. ¿Dónde está Frederic?

—Ya debe estar por llegar, dijo que su turno terminaría pronto —ella asintió y fue a sentarse en la sala.

Fabio entró en ese momento y rápidamente lo ayudé con las bolsas.

—¿Qué tanto trajeron?

—Comida, mucha comida —Fabio suspiró aparentemente cansado y llevamos las cosas a la cocina.

—Frederic estará feliz

Escuché como la puerta de entrada era nuevamente abierta y salí a recibir a mi esposo.

Si, nos habíamos casado apenas unos meses después de la propuesta de aquel día, había sido algo sencillo, ambos lo quisimos así. Casi toda mi familia había asistido, mi madre y Isabella se habían encargado de la decoración, tuvimos un pastel delicioso y mucha comida. Me sentí el hombre más feliz del mundo al ver las sortijas en nuestros dedos, que simbolizaban nuestra unión.

Frederic llevaba trabajando seis años como fisioterapeuta para mi padre. Marco finalmente se había retirado, ahora él y mi madre pasaban sus días viajando de un lado para otro.

Michael y yo habíamos quedado a cargo de todo, él se lo había ganado a través de los años.

—Hola Freddy, ¿Qué tal tu día amor? —dejé un beso en sus labios y él me regalo una hermosa sonrisa.

—Algo ajetreado, pero estoy bien, quise terminar cuanto antes para venir

—¡Tío Freddy!

—Hola pequeña —Frederic alzó en brazos a la pequeña mientras esta no paraba de repartir besos por toda su cara —. Te extrañé mucho, cuéntame, ¿Qué tal el viaje?

Ambos se adentraron en la sala y yo los seguí de cerca.

Como habían traído tanta comida la cena consistió de varios platos, y sobraron algunas cosas para el día siguiente. Francesca estaba dormida en el cuarto de invitados, Isabella y Fabio hablaron unas horas con nosotros sobre el viaje y demás. Finalmente fueron a la habitación a descansar del viaje.

Frederic y yo nos quedamos acurrucados en el sofá mientras veíamos una película. Había algo que necesitaba contarle, pero no hallaba la manera.

—Freddy cariño, te tengo una noticia, no tan buena

Enseguida sus ojos azules se posaron en mi y me miró interrogante.

—¿Qué sucede?

—Ayer en la noche recibí una llamada, uno de mis hombres tuvo contacto con un hospital de Grecia, y supimos que tu madre... falleció hace tres días de un infarto, lo siento mucho

¿Piedra, Papel o Tijera?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora