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No encontraba el camino a casa después de que la mierda de hombre me señalo a una dirección que estaba bajo el suelo así que solo salí de la mugrienta celda dramáticamente cuidando mis espaldas por curiosidad, ademas de que, técnicamente hablando, mi vida depende de ello y de ver que había en las demás, el detalle, era que en cada celda encontraba un clima diferente a la anterior.

Ellos, los que saben que estoy aquí para sus propósitos, saben lo abrumador que es no encontrar una salida. En una de ellas pude apreciar como una gran persona se alimentaba de forma extraña, ademas de que era una gran cantidad, también estaba ingiriendo alcohol, algo que por alguna extraña razón pude detectar desde metros de distancia.

Ese hastió que siempre me ha provocado la gente con sobrepeso se hizo presente en aquel sombrío instante. Aquel hombre no logro darse cuenta de mi parecencia por lo ensimismado que estaba en la vista que le ofrecía ''La rosa negra'', introduciendo un puñado de comida cada vez que se le ocurría abrir la boca sin siquiera masticar o pasar bocado, haciendo que toda la comida pasara a su tracto digestivo con la cerveza que a su lado parecía diminuta. Era sencillo darse cuenta del porque de su limitada movilidad, su peso contenido en su trasero era lo suficiente como para evitar levantarse del asqueroso suelo, solo el diablo sabrá si algún insecto habrá encontrado el agujero de su culo o habrá muerto en el intento.

Me encontraba en aquel estado de petrificacion en el que no tenia idea de si: a)regalarle un gimnacio, b)decirle que me cae gordo, c)tenerle lastima, d)hacer una carnita asada, e) irme a buscar una salida.

Al parecer estuve pensando demasiado tiempo, tanto como para que se diera cuenta de mi presencia, se volvió hacia mi y me eructo, causando que el fétido olor a cerveza se intensificara y penetrara con mayor fuerza mis fosas nasales. Aunque a esas alturas no tenia una explicación científica a su existencia, con esa masa corporal y esa mierdera alimentación, el ya debería de estar en una tumba. Tal vez solo es una mala pasada de mi mente...

— joder, cerdo ¡¿que diablos te ocurre?!— dije cubriendo el puente de mi nariz, lo que pareció desconcertarle ya que frunció el ceño.

—no se como es que has sobrevivido al sumiso que esta hace unas celdas, el no suele dejar a sus zorras salir de esa celda, tendrás que tener mucha importancia- su comentario me desconcertó, me hizo sentir poca cosa ese tipo de comentario con tanta indiferencia.

—¿y tu que me dices? ¿que haces aquí?—  dije cortante y con tono amenazador aunque a decir verdad temía por mi vida o lo que quedaba de ella.

En el momento en el que pareció reusarze a contestar, dude de mi, porque pensé que yo no tenía ese poder autoritario de convencimiento, me voltee, aunque para el pareció una broma me lo tomé muy a pecho. El exhalo resignado.

—Lo mismo que tu— dijo de golpe—  busco sobrevivir a esta mierda y estar lo más cómodo posible para mí muerte—.

Eso igual no le iba a servir, salí de la celda sin haber vuelto la mirada a la inmensa bola de grasa tras mío, aunque tropecé, estabilice mi equilibrio y seguí caminando. Aunque me detuve a pensar un rato, ya cuando él no podía verme, quería, no más bien, ansiaba con toda mi alma regresar y robarle un par de cervezas, de alguna manera me estaba empezando a resignar, en ese instante... Yo estaba frente a él, parecía dormido, así que aproveche y tomé el par de botellas de vidrio que sobraban y me sentí como si hubiera ganado aquella entrada al Valhalla que aseguraría mi destino.

Aquel destino de ir tropezando cada instante por tomar esa bebida cual agua de río, tenía sueño y repetía diversas palabras a las que no encontré significado y una que otra blasfemia. Recargando mi espalda en una pared moosa, deslizando mi cuerpo hacía el suelo húmedo, inhalando profundamente, tratando de recuperar los recuerdos de como mi curiosidad me hizo perder mi inútil vida... Volviéndose un recuerdo más... Uno que esperaría olvidar pronto, salir de aquí y empezar, otra vez... Solo eso necesitaba... Una oportunidad...



OcultoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora