Alejandro

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AVRIL.

Normalmente cuando estoy triste o asustada me gusta irme con mi abuela Gloria para hablar con ella, me gusta mas cuando cocina galletas, ella vive en un pueblo muy alejado de aquí, siempre que le cuento mis problemas, ella me ayuda a arreglarlos.

Estaba viajando en autobús caminó a mi abuela, ya pase la ciudad, ahora solamente me falta pasar los pequeños pueblos y bosques, el autobús va casi vacío, solamente el conductor, una señora y sus 2 hijos y yo. Estaba escuchando música cuando la señora y sus hijos se bajaron en un pueblo.

Al bajar me quede sola con el conductor, no tenía miedo pero si estaba atenta, estoy sola y alejada de la gente, en eso se subió un hombre extraño, iba totalmente de negro, su piel es blanca, pelo café oscuro y ondulado, y esta alto. Se sentó cerca de mi. Mientras miraba otro lugar me sentía observada por el, sentía que ya lo había visto, no se. Estaba todo en silenció hasta que me preguntó.

-Disculpé señorita, ¿me podría regalar su hora? -Preguntó sonriente.

-Ha, claro, son las 3:05 de la tarde.

-Gracias, y... ¿Tu que haces por acá? -Me pregunta algo extraño, pero sonreía así que decidí responderle.

-Vengo con mi abuela, y, ¿Usted a que viene?

-Oh por favor, habla me "por tu", me haces sentir viejo.

-Perdón.

-No hay problema, vengo a visitar a mi madre.

-Mm que bien -Le respondo sonriente. Después de eso se voltio y empezó a leer algo.

Pasaron como 20 minutos y llegué a la casa de mi abuela, me iba a bajar pero ese hombre me detuvo, me le quedé mirando, hasta el conductor lo miró raro.

-Antes de que te vayas, dime tu nombre -Lo mire raro.

-¿Para que?

-¿No confías en mi?

-N-no -Dije tartamudeando

-Eres linda, yo soy Alejandro.

Me solté de el y me baje del autobús, pero el por la ventana me dijo con voz de psicópata.

-Nos vemos pronto Avril.

Al decir eso el autobús se fue, ¿cómo sabía mi nombre? ¿Porqué me hablo? Tenia muchas preguntas, quería esconder me pensando que volvería para hacer me daño, quería seguir al autobús y preguntarle a Alejandro, si ese es su nombre, todo sobre lo que sabe de mi, estaba asustada, estaba confundida. No se porque el sabe de mi.

Comencé a caminar a la casa de mi abuela, al llegar toqué la puerta, nada, la volví a tocar y nada, supuse que no estaba, tengo frío, parece que lloverá. No se, un ruido me sacó de mis pensamientos, a lo lejos observe a un hombre, ¿ese no es Alejandro? Demonios, me asuste porque puede hacerme daño.

-Hola, dulce princesa -Dijo mientras se acercaba a mi

-¿Que quieres? -Pregunté temerosa, sude frío, quería llorar.

-La pregunta es, ¿qué queremos? -Dicho eso se comenzó a quitar su saco y su camisa.

-¡Estas enfermo! -El solo río mientras se quitaba el cinturón.

-No es cierto, yo solo te quiero hacerte mía. -Se comenzó a quitar el pantalón y los zapatos.

-Me das asco -Trate de correr, pero el saco una pistola.

-¡Tu te mueves y te hago mía aunque estés muerta!

Trate de correr y esconderme pero el me agarro de los cabellos y me tiro al suelo, me golpeó en las piernas, grite de dolor pero era inútil, nadie me escuchaba. El se subió encima de mi, me quito mi suéter y mis zapatos. Yo lloré pero el solo me trataba de tranquilizar.

-Shhhh, no llores, y no te dolerá es mas, te va a gustar y vas a pedir más -Trato de quitarme el vestido que llevaba pero se me ocurrió una idea le dije.

-Mm e-esta bien si quiero hacerlo contigo -El sonrió complacido.

Me jaló hacía el y me beso desesperadamente, me dio asco, pero lo tuve que hacer, mis expresión de asco no se hizo esperar, ya no aguante más así que agarre una piedra y lo golpeé en su cabeza. El gritó de dolor e iba a agarrar su pistola pero la agarre primero.

-¡Eres una perra! -Grito furioso, estaba sangrando, se levanto rápidamente, me asuste, estaba temblando del susto, sin pensarlo dos veces le dispare en la pierna, grito de dolor así que corrí con todas mis fuerzas, escuche sus gritos de dolor, tropecé y tire la pistola, pero seguí corriendo. Hasta que vi a... ¿Shawn? Me sentí aliviada al verlo, iba con su motocicleta pero al verme como estaba se detuvo.

-¿Qué haces aquí y por que estas así? -El se bajó de su motocicleta, yo en seguida lo abracé y comencé a llorar. El respondió a mi abrazó. Entre gimoteos le conté todo. -Es un desgraciado, ¡¿Donde esta?! -Preguntó rabioso

-No me hizo nada, pero mejor ya vámonos, puede volver, esta armado.

El al principió Shawn no quiso irse, quería matarlo, pero decidió ya irnos, me ayudó a subir a su motocicleta, me dio su casco, todo el viaje me fui abrazada de el, pude ver su sonrojó y al verlo así me dio risa. Me dejó en mi casa, le di las gracias me iba a abrazar pero le di un beso en la mejilla, es se sonrojó como tomate, después me despedí y entre a mi casa. Pude verlo emocionar se de la alegría, me produjo risa.

Mi Último Aliento.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora