• Dia 2921 •

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Final
10:17 a.m

Me despierto con la luz del sol pegandome en mis párpados.
Abro los ojos pesadamente.
Me muevo perezosamente estirando mis huesos y miro al mi alrededor.
Estoy en un pequeño parque, debajo de unos juegos.
Recorro el parte mientras veo jugar a los niños y los recuerdos de ayer invaden mi mente.
Estoy débil.
Tengo mucha hambre y mi lado izquierdo sigue doliendo.
Mi boca se siente seca, me de sido a buscar comida.
C

aminando una pequeña nena de 5 años de rizos rubios se acerca a mi y me acaricia.
Ella pone en su manito un pedacito de pan y yo con miedo, lo como.
Ronroneo y miro con ternura, un señor grande, supongo que es su padre, le agarra el pequeño brazito y le reta por tocarme.
Dice que puedo lastimarla, pero no podría lastimar a una pequeña que me dio amor y un poco de comida.
Me alejo para seguir mi camino dejandolos atrás.
Camino alejandome otra vez, un rico aroma invade mi olfato y lo sigo, hasta llegar a una pequeña casa, linda.
Rajuño con mi pata la puerta, al instante me alejo. Y pienso.
Es mejor que siga caminando no quiero que me echen o golpeen de nuevo.
Me doy vuelta, pero una manos suaves me agarran y me meten en la casa.
Maullo de dolor cuando presiona mi herida y me suelta asustada.
Me inspecciona y se agacha a mi altura.
Me acaricia el lomo y ronroneo.
Ella me mira con ternura, me alza de otra forma y me lleva a su living donde esta un señor y un nene de 9 años jugando.
Instantáneamente sus miradas se dirigen a mi.
El chico corre hacía mí.
- La encontré en la puerta y me enamoró. -Habla la mujer.
- ¿Puedo tocarla?- Pregunta con miedo el niño.
- Claro. -Dice.
El niño me acaricia la cabeza y ronroneo.
- Mami, hizo un ruidito extraño.- Dice asustado.
- No te asustes, Beckett, los gatos ronronean cuando les gusta que los acarician. -Dice con ternura.
El señor se me acerca, me vuelve a acariciar y sonríe.
Ella me deja en el suelo y camina adentrándose a la cocina mientras yo la sigo, busca algo entre los estantes.
Agarra un tazón y coloca algo ahí.
Me lo ofrece y lo pone en el piso.
Lo olfateó. Uff, huele muy rico.
Lo como, no, mejor dicho lo devoro.
Termino y bebo el agua que anteriormente me había dejado.
Camino hacia el living donde esta la mujer, el niño llamado Beckett y el señor.
Salgo subiendome al sofá y me acurruco en el cuerpo de Beckett.
La mujer sonríe y su esposo también.
- Hijo, hemos decido con tu madre que nos la quedaremos. -Habla el señor.
- Sii. -Grita Beckett.
Nunca me había sentido tan bien, nunca había sentido el amor de una familia.
Desde que nací, nadie quiso cuidarme por que era un gato negro.
Pero ahora estoy aquí, rodeada de amor y de un hogar hermoso.
¿Que mas podría pedir?



Fin.

« Le chat noir » {One-shot}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora