Parte dos

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"Hoy probé algo muchísimo más delicioso, y creo que me volveré adicto a ello." "Tú serás mi adicción y puede que mi perdición." "Te convertiste en mi whisky, Kim Taehyung."

Taehyung se aferró con fuerza a su almohada cuando los recuerdos del que, había sido el mejor día de su vida, lo inundaron. Las lágrimas amenazaron con brotar. Todo había sido mentira. Una vil mentira.

Había pasado bastante tiempo dese ese día, casi dos años, cuando Taehyung al día siguiente se había despertado más temprano que todos para preparar el desayuno a sus hyungs y dongsae. Ese día irradiaba felicidad, ese día, su sonrisa cuadrada le habría durado las veinticuatro horas si no hubiera sido por Hoseok.

Todos notaron como los ojos de Taehyung se llenaron de lágrimas y su sonrisa desaparecía ante el rechazo de Hoseok hacia su desayuno, diciendo que iba a una cita con PD Nim. Taehyung lo entendió, una cita con el CEO era más importante que un desayuno, por lo que, se decidió por preparar también la comida. Pero Hoseok no llegó a comer.

—Tae-Tae, no es necesario que hagas la cena —Seok Jin le habló con un tono demasiado maternal, ese que usan las madres cuando están preocupadas por sus hijos.

Pero el menor no le escuchó, se encogió de hombros y sonrió.

—Es necesario, hyung. Quiero que Hobi hyung pruebe mi comida.

Pero Hoseok tampoco llegó a cenar.

Los días siguientes a ese suceso, Hoseok volvió a su rutina de ignorar a Taehyung. Pero el menor no se rindió, hizo de todo por acercarse a él, pero Hoseok siempre lo esquivaba e ignoraba. Poco a poco, Taehyung dejó de buscarle, incluso en los fansings, que eran su única oportunidad de acercarse y no ser rechazado gracias a la presencia de las fans. Sin embargo, el hecho de darse por vencido y no buscarle más, le daba a Taehyung las peores noches de su vida, en las que lloraba hasta bien entrada la madrugada. Como lo hacía en esa ocasión.

—¡Hoseok, trae eso aquí! —el grito de Seok Jin hizo sobresaltar a Taehyung.

Limpiándose las lágrimas con la manga de su suéter azul, se sentó en la orilla de la cama, prestando atención para poder escuchar.

—Pero yo quiero beber —escuchó canturrear a Hoseok.

Incluso lo imaginó haciendo un lindo puchero al tiempo que cerraba los ojos y pataleaba en el piso como niño pequeño. Taehyung sonrió muy a su pesar.

—Eso no es tuyo —recriminó Seok Jin.

—Ni tuyo —replicó Hoseok.

—Claro que sí, Tae-Tae me lo regaló hace poco.

El mencionado frunció el ceño al escuchar su nombre. Hizo memoria sobre las cosas que había regalado a Seok Jin, eran demasiadas. Pero solo había una que se bebía.

Su botella de whisky.

Dejando la almohada a un lado, se calzó sus pantuflas de peluche, abrió con cuidado la puerta de su habitación, topándose con un Jimin adormilado yendo en dirección a la sala. Lo siguió hasta llegar al lugar donde discutían los dos mayores. Hoseok abrazaba la botella de whisky como si de un bebé se tratara, Seok Jin por su parte, mantenía una mano en la cadera y la otra extendida hacia Hoseok, pidiéndole la botella.

—¿Qué pasa? —preguntó Jimin, con la voz ronca por el sueño. Se había colocado detrás de Taehyung, aprovechando para colocar su cabeza en la espalda del moreno.

Seok Jin resopló molesto.

—¿Ves lo que haces, Hoseok? Ya los despertaste.

Taehyung sintió un escalofrío recorrerle la espalda cuando notó la mirada de Hoseok puesta sobre él. Una mirada oscura, posesiva y muy pesada. Pasó saliva con dificultad antes de mirar a Seok Jin.

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