NIETZSCHE -La genealogía de la moral-

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El concepto de ''bueno'' hay que buscarlo en la utilidad: al principio, acciones no egoístas fueron alabadas por aquellos a quienes iban dirigidas, es decir, por aquellos a quienes resultaban útiles y fueron éstos los que comenzaron a llamarlas ''buenas'', de modo que el término 'bueno' comenzó siendo sinónimo de útil o beneficioso para aquel que recibe las ventajas de una acción no egoísta hecha por otro. Con el tiempo este origen se olvidó, pero esta clase de acciones no egoístas siguieron llamándose útiles por costumbre y al final fueron tomadas equivocadamente por buenas en sí mismas, al margen de su utilidad.

La definición de ''bueno'' lo usaba al principio la nobleza, que se lo aplicaba a sí misma para distinguirse de los plebeyos. Apreciaban su propia valía; el que no pudiera vivir a la altura de sus nobles ideales era evidentemente inferior y ''malo''. Desde el punto de vista de la nobleza: las acciones de los nobles son buenas, las de los plebeyos, por el contrario, malas.

Los plebeyos que no podían aspirar al estilo de vida de la nobleza invirtieron, en su frustración, el sistema de valores de lo bueno y lo malo. En lugar de la perspectiva noble sobre la moralidad, los plebeyos pusieron la propia, que subvertía el statu quo. Según la moralidad de los plebeyos la visión noble de la vida, basada en el poder y en los valores de los guerreros, era malvada: los maltratados, los pobres y los humildes eran los buenos. Los corderos decidieron que las aves de presa eran malvadas, con lo que consideraron que ellos, que eran lo contrario de las aves de presa, debían ser buenos.

Lo que ha terminado triunfando e imponiendo sus valoraciones es la moral del resentimiento y el odio a la vida. Los responsables de esta inversión han sido los judíos de la antigüedad, a través del cristianismo, que es la religión del amor a los perseguidos, a los pobres y enfermos.

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