seoul ghoul «hunhan»

第1章

La noche era mi momento favorito del día. A esas horas, cuando el sol se ocultaba, los humanos tendían a estar más asustados de lo normal. Tenían miedo de la noche, de la oscuridad y de las criaturas como yo. De los depredadores de humanos, los Ghouls.

Se sentía en el aire. Se podía oler sus sudores fríos y oír sus pasos apurados. Emanaban un aura de terror que me fascinaba. Caminaba despacio y despreocupado por las calles mientras que ellos lo hacían con el miedo helándoles las venas. No se veía a nadie, pero notaba que había alguien cerca. No estaba del todo seguro si era un humano o no pero no me quedaría con las dudas.

Seguí mi camino por las calles de Seúl. Eran las tres de la mañana de un martes. La ciudad parecía desolada pero no era así. En mi distrito liderábamos los ghouls, una de las zonas "más peligrosas" considerada por los indefensos humanos. En Seúl comparando con otras grandes ciudades había cada vez menos humanos y más de los nuestros. El cambio había ocurrido de a poco y por la noche era casi imposible ver a algún ser humano a menos que te metieras en sus casas o quizá podrías encontrar con algún Investigador o un simple suicida.

—¡Luhan! —una voz femenina llamó por mi nombre.

—¿Qué haces aquí, Rosé? —pregunté mientras observaba a la pelirroja acercarse con entusiasmo hacia mí.

—Tengo hambre y me aburría. Minseok es muy callado, es como hablar con una pared así que decidí que sería mejor acompañarte a cazar —explicó con tranquilidad.

—Podrías haber enviado un mensaje o algo. Siempre estás tan despreocupada —dije algo cansado de su actitud infantil.

Rosé era mi hermana menor por tres años. Ella tenía dieciséis recién cumplidos y yo diecinueve por cumplir los veinte. A pesar de la poca diferencia de edad desde mis doce años me había tocado hacerme cargo de los dos gracias a las palomas*. El CCG* había asesinado a nuestros inocentes padres. Ellos sólo intentaban pasar desapercibidos entre los humanos, tener una vida normal y causar el menor daño posible. Eran las personas más amables que jamás conocería... y esa amabilidad les costó la vida. Por eso con mi hermana habíamos elegido un camino diferente al de ellos. No reprimíamos el ser ghouls, disfrutábamos de nuestra naturaleza y espantábamos a los humanos como método de vida.

Fuimos criados por la calle y la crueldad humana. Con el tiempo fuimos capaces de establecernos y desde hace relativamente poco podemos vivir una vida "digna". Desde que nos habíamos incorporado al árbol Aogiri* todo había cambiado. Nuestras vidas eran más cómodas y era, probablemente, la mejor manera de tomar venganza contra el CCG. Aunque Rosé sigue tomando decisiones poco maduras y se encarga de mantenerme preocupado.

—Como sea. ¿Hoy qué tienes ganas de comer? Yo siempre disfruto más cuando son crueles investigadores. ¿Deberíamos buscar alguno? —propuso con entusiasmo.

—Estoy algo cansado, podríamos ir al río han. Con algo de suerte quizá alguien se haya quitado la vida —dije sincero.

—Como desees. De todas formas, los investigadores no aparecen mucho por aquí últimamente. Tengo un presentimiento malo respecto a eso —dijo con preocupación en la voz y observé un extraño gesto en su joven rostro.

—¿Qué es lo que crees? —pregunté intentando ocultar mi inquietud.

Cuando Rosé tenía premoniciones jamás fallaban. Siempre que ella sintiera que algo iba mal definitivamente estaba en lo cierto. El problema era que no eran fáciles de descifrar.

—Siento que están planeando algo más grande. Puede que estén tomando nuevas medidas, aumentando su entrenamiento, para que estén más preparados y luego ataquen todos juntos. Si logran averiguar la locación del Aogiri podríamos estar en verdadero peligro —la oí tragar saliva con nerviosismo.