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Belgrado, Serbia
La noche era húmeda y fría en esta zona industrial a las afueras de la ciudad. En la oscuridad, el rostro de un hombre delgado y de cabello largo se iluminó mientras encendía un cigarrillo con un cerillo. Mientras inhalaba, se asomó por una ventana desde donde, a lo lejos, podía ver a dos hombres trepados en un enorme tanque de reserva color rojo ladrillo. Uno de ellos le hizo señales con una linterna.
El hombre exhaló humo por la nariz, arrojó el cigarrillo al suelo y lo aplastó con el zapato. Luego comenzó a caminar hacia el borde de una barandilla y, mirando hacia abajo, dijo:
–¡Todos a sus puestos! ¡Ya vienen!De pronto, el silencio de la noche se rompió con el sonido estruendoso de un convoy de cuatro camionetas Mercedes Benz modelo G 550, que se aproximaban desde el este a toda velocidad por la calle polvorienta. Justo detrás de ellos, una moto negra con las luces apagadas y dos personas a bordo tomaron un desvío y desaparecieron. El convoy pasó al lado del tanque de reserva y dobló por un camino a la derecha hasta llegar a la entrada del hangar.
Dos camionetas se quedaron atrás y las otras dos avanzaron hasta dentro del hangar.
Al detenerse, las puertas se abrieron rápidamente y bajaron hombres fuertemente armados, con chalecos de kevlar. Les esperaba una limusina y un grupo de hombres con pinta de ser de la mafia serbia. Luego de observar en todas direcciones, buscando amenazas, uno de los hombres que salió de las camionetas hizo señales y las otras dos camionetas avanzaron lentamente hacia el hangar. Una se detuvo por completo afuera y la otra entró al hangar; al llegar, bajó un hombre con abrigo y cabello blanco, de unos 50 años aproximadamente.El hombre delgado y de cabello largo bajaba unas viejas escaleras, mientras lo hacía, dijo en voz alta:
–¡El legendario Zorro Rojo! Por fin nos conocemos en persona.–¿Dónde está Igor? –interrumpió el hombre de cabello blanco.
–El señor Yorghen no pudo venir, me envió en su lugar –respondió mientras se rascaba la cabeza.
–¿Qué mierda es esta? No me gustan las sorpresas. ¿Por qué no mejor acabamos con ustedes?
Todos los hombres apuntaron las armas hacia los mafiosos. Los mafiosos desenfundaron sus armas y buscaron cobertura.
–Soy Bogdan Jankovic –dijo el hombre sonriendo.
–Me importa un carajo quién seas.
–¡Oh, sí te importa! Tú te cubres con el nombre Zorro Rojo; yo me cubro con el nombre Igor Yorghen. No fue tan difícil conocer tu verdadero nombre, Mikahil Voldorov. Es impresionante toda la información que puede sacar un buen escote y un trasero firme. Es mejor que cualquier técnica de tortura para interrogar –dijo Bogdan.
–¿Jankovic? ¿Aquel que maneja los burdeles y clubes VIP de Belgrado? –preguntó Mikahil.
–¡Correcto! Pero estoy expandiéndome a otras regiones. Solo que los lugareños no son muy amigables; no cederán sus territorios tan fácilmente. Por eso te he llamado, Mikahil. Necesito al mejor para equipar a mis hombres, porque estoy en guerra.
Mikahil lo pensó por un momento. Luego le dio la orden a sus hombres de bajar las armas. Entonces dijo:
–Desde que llegaste a la zona, la calidad de las putas mejoró.–¡Já! Entonces, has comprobado la calidad de mi mercancía. Me gustaría saber qué tienes tú para ofrecer.
Mikahil sacó una tablet; después de operarla por unos segundos, se acercó a Bogdan y le mostró un listado de armamento de grado militar.
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Orthemis: Ronin Rebellion
Science FictionOrthemis Saga está de vuelta! Con un nuevo inicio y una historia llena de acción y suspenso.