Llegué a las mesas.
Ella estaba sentada ahí, esperándome de espaldas.
Salí del taxi, estaba bastante nervioso. Saqué un cigarrillo y lo encendí. Me armé de valor y me acerque hacía aquella dama.
Yo había tomado antes de ir a verla ¿acaso eso le molestaría? Pensé.
Llegué a un lado suyo y la saludé. Beso y abrazo. Eso hacía la gente normalmente, ¿no?. Lo hice.
Sus labios rozaron mi mejilla y los míos la suya.
Ella no mencionó nada acerca del notable olor a tequila que yo percibía, así que asumí que solamente era mi paranoia.