Nuestra dulce mordida|| Yoonmin, Kookv ||Omegaverse

s i e t e

Yoongi estaba más que contento en estos instantes, estaba terminando de recoger el estudio, ya casi era la hora de cerrar y hoy era una noche bastante especial no por nada, sino porque Jimin le había aceptado salir hoy 

Y obviamente para el alfa no había mejor plan que poder pasar unas horas junto aquel omega que aún estaba conociendo cayendo perdido en cada uno de sus encantos 

El pelinegro se miró al espejo, se sonrió así mismo y revolvió un poco sus cabellos dándoles un aspecto algo desordenado, pero así estaba bien y le gustaba. Vestía  unos jeans negros, una sudadera negra y una chaqueta encima de esta con dos bordados a cada lado de su torso 

Hoy en Seoul hacia un poco de frío, se podía notar como ya el invierno estaba por llegar y eso en parte hacía también feliz a el chico. Yoongi no era alguien que soportara el calor demasiado bien, además de que siempre que se iba de vacaciones en verano terminaba pareciendo una gamba por culpa de haberse quemado, desventajas de ser pálido

Antes de irse el alfa sacó su lengua mirando como iba su nuevo piercing. Hace pocos días él mismo se había perforado la lengua teniendo ahora una bolita de color negro en ella

Al comprobar de que estaba bien y estaba progresando correctamente la curación salió de  su local cerrándolo por completo. Hoy Taehyung no ha venido a trabajar y Yoongi sabía el por qué, el castaño no faltaba a su trabajo por cualquier tontería, por eso es que el pelinegro estaba seguro de que el omega había entrado en su celo finalmente después de alguna semana de retraso 

Yoongi se dirigió a la cafetería y a pesar de estaba el cartelito de "cerrado", él abrió la puerta y cerró detrás suyo. Ya había llegado a este punto de confianza para hacer este tipo de cosas. Entró en la cocina y sonrió ante la escena 

-Jimin: Jungkook-ah seguro que estoy bien ¿No me veo gordito con este suéter? 

Preguntó mirándose así mismo con un puchero pronunciado en sus gruesos labios y antes de que Jungkook pudiera responder, el alfa que estaba en la espalda de ambos habló con su rasposa voz