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Bartha's POV:
Recién llego a la ciudad de Seúl, Corea; sinceramente yo tenía planeado venir en un avión de primera clase y llena de lujos, pero ¡Vamos! No nací en nido de ricos como para conseguir algo así, lo mejor que pude conseguir fue un viaje bastante caro en un avión que trafica animales. ¿Qué esperabas Bartha? Huir desde casa para conseguir un mejor empleo porque simplemente no podías trabajar decentemente en el ejército nacional... ¡Agh! ¡¿Cómo se supone que consiga trabajo si ni siquiera tengo mis papeles?!

Entre tanto estrés ocasionado por mis burradas (por no decir groserías tan temprano), decidí cambiar mi ropa del ejército por algo más normal, entré a una boutique, pero los precios eran altísimos y la verdad no tenía ni un won.

–Es igual– pensé en voz alta –Ni siquiera entro en esas ropitas de muñecas

Aprende coreano Bartha, pero usa tu idioma natal para expresar tus pensamientos... Qué genio que no eres.

–¿Necesita algo?– me dijo una empleada sin ningún tacto

–Si, ropa que me quedé, si se fija esto está sucio– le contesté señalando mi maloliente uniforme camuflajeado

–Un momento, veré que le encuentro– dijo retirándose de mi vista

Al poco tiempo ví como un par de chicos entraban a la tienda con unos cubre bocas negros y gorras que no dejaban ver sus rostros, esto me alarmó, pues el más alto de ambos volteó el anuncio de la tienda a "cerrado", el más bajito se quitó su cubre bocas con una mano y con la otra tomó la gorra para echarse aire indicando que tenía calor, el otro chico guardó su cubre bocas en su bolsillo y se puso la gorra para atrás. Uno de ellos era de mi estatura y de cabello castaño, rostro común, bla bla bla... Bueno es que los dos se parecían mucho, pero el otro era más bajito y lucía su cabello de forma despeinada, sin cubrir sus ojos a diferencia del primero, quien parecía que eso era lo que buscaba. Ambos eran guapos.

–¡Hey!– me dijo el más alto –¿Eres nueva? ¿Dónde está Yoonmin noona?– sus ojos brillaban con ese esplendor que te dan ganas de darle una bofetada y su voz sólo me impulsaba a decirle que usara voz de hombre

–¡Aquí estoy Jungkookie!– gritó la chica que estaba en caja, alzándole la mano para que volteara –Enseguida te atiendo– dijo sin despegar su mirada de la pantalla de su computador y él se dirigió hacia allá

El chico que iba detrás de él solo se me quedaba viendo desde la puerta, me analizaba de pies a cabeza de una forma de extraña y luego habló:
–Eres linda, ¿Cómo te llamas?– su voz de niño chiquito me hizo pegar una escandalosa carcajada, porque a pesar de que su rostro lo hacía parecer mayor de lo que su estatura indicaba, no había manera de que esa voz lo hiciera sonar más adulto –Oh, perdón, debe de ser famosa como para reírse con mi pregunta

–JA JA JA JA JA JA JA JA

–Permítame presentarme, soy Park Jimin

–¡Ay no! Ja ja ja ¡¿Pues cómo?! ¿Famosa yo? Ja ja ja ja ja ja– dije intentando parar mi risa

–Lo siento señora, la talla más grande que tenemos es ésta– dijo la china que me atendió al inicio, señalando una miniatura en la que no me entraba ni una pierna. Pero eso no fue lo que borró mi sonrisa

–¿Señora?– repitió el chico que casi me mata de la risa, haciendo énfasis en la última sílaba

–¿Me ha llamado señora?– cuestione yo, un poco molesta

–Ohh~– fue lo único que salió de su puta boca

–Soy señorita– le dije molesta –no es mi culpa que en este país no envejezcan– subí mi tono de voz

No quieres a esta Rayita. (Jimin y... ¿Bartha?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora