UNA CURIOSA APUESTA

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Al iniciar la primera ronda empece a notar sus trampas, de seguro pensaba que no sabía nada del póker; pero para mí buena suerte había aprendido algunos trucos en la taberna de aquella vieja provincia.

Aún recuerdo como conocí a aquel hombre en la taberna no sabía si era viejo, pero su forma encorvada de acomodarse y su rostro tapado me hacían sospechar. Recuerdo que extendía la mano mendigando por un poco de comida, pero nadie se dignaba a darle siquiera un bocado de pan, siempre había creído en el karma , así que le di pan y carne que llevaba conmigo, en agradecimiento se acercó a mí y me pregunto si había algo que pudiera hacer por mí. Le respondí que no había nada que me interesase, pero este tomo mi brazo y me dijo:

--- Espera, hay algo que te puedo enseñar, de su bolsa saco un libro, el cual contenía cosas que solo había oído en cuentos.

Primero me enseño lo que todo hombre debía aprender, jugar cartas, luego me hablo del libro que llevaba, del hombre y el propósito de su creación. Luego me hablo de los ángeles, e incluso me enseño dibujos de ellos, también me mostro la historia de los dioses y de los pueblos que los veneraban.

Le pregunte por qué me mostraba todo esto, y él dijo:

--- Este libro contiene la historia de muchas generaciones, y no sabía a quién enseñárselo, pero cuando me diste de tu comida, aun en estos tiempos de tanta necesidad, supe que eras el indicado. Por eso te lo doy, y debes prometer devolvérmelo algún día muchacho.

Era increíble lo rápido que este hombre se había entrañado conmigo, incluso no lo sabía, pero por alguna razón sentí que lo conocía de toda la vida.

Lo más curiosa era la enorme venda que llevaba en el brazo como si este estuviera quemado o marcado con algo que no quisiera que los demás vieran. Era extraño no comprender como sabia tanto, pues para eso él tendría que tener por lo menos mil años.

En ese momento los insultos y gritos llenaron la taberna, de un golpe un hombre armado y seis hombres más entraron en busca de sangre, preguntando por un desconocido, pero nadie contesto, así que tomo a la joven mesera del cuello y dijo:

--- Si en los próximos diez segundos no me dicen dónde está, degollare a esta mujer como a un cerdo.

Mi miedo era ver a esa joven morir, así que con algo de cuidado trate de tomar algo de dinero de mi bolsa, pero aquel extraño me detuvo, tomando mi mano antes que tocara la bolsa.

Se levantó de su silla y quede impresionado por su tamaño, ya que media dos metros cuanto mucho, además se veía muy joven para ser tan viejo.

Levanto la voz diciendo:

--- Soy al que buscas suelta a esa joven, ahora.

Aquel ebrio rio a más no poder, luego miro a aquel hombre y se lanzó para matarlo. Mis ojos se cerraron para no ver la sangre, pero para mi sorpresa la hoja de la espada se encontraba en la mano de aquel extraño y aunque el otro trataba de quitársela, no podía.

Con mucha facilidad doblo la espada, agarro al tipo del cuello y lo lanzo por la ventana, como si fuera de papel, los ojos de los espectadores se quebraron del asombro, y el vidrio roto de recién manchado de sangre pintaba una escena terrorífica. Después de eso todos le tuvieron miedo, y aunque lo superaban en número, no se le acercaban ni un centímetro.

Tomo sus pertenencias, dejo unas monedas al cantinero y se retiró sin decir una palabra, rápidamente tome mis cosas y le seguí hasta que llego a unos cuentos metros a las afueras del pueblo. Tome una piedra y la lance hacia él, pero sin tocarlo. Volteo en dirección hacia donde había venido el objeto y con voz tranquila dijo:

Legión de caídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora