Dos meses.
Sólo dos meses para terminar la universidad.
Dos meses para poder ver a Harry.
Aunque sea desde lejos.Llevaban cuatro clases juntos, pero claro, él nunca notaba al castaño. Y cómo no hacerlo, si era el más pequeño era un cero a la izquierda.
Se conocían desde hace seis años, sus madres eran amigas, pero ellos ni siquiera se miraban.
- ¡Louis! - Gritó su madre desde la planta baja de la casa.
- ¡Dime! - Respondió este.
- ¡Louis! ¡¿Cuantas veces te he dicho que recojas tu ropa interior del pasadizo?! - Renegó Jay entrando a la habitación.
- Pero mamá...- Su madre lo interrumpió.
- ¡Pero nada! Tenemos visitas. Así que comportate. - Dicho esto, salió de la habitación.
¿Visitas? ¿Que visitas? El castaño alzó la vista del móvil y pudo divisar a un ojiverde mirándolo divertido.
Nunca se había sentido tan avergonzado en toda su vida.
Pudo sentir su rostro teñirse de rojo.
- Bonitos calzones. - Se burló el rizado.
- Harry. - Susurró.
- Louis. - Saludó el susodicho. - ¿Cuántas veces te lo repetirá? - Caminó unos pasos más hacia el castaño.
- ¿El qué? - Preguntó confundido. Su cercanía lo ponía nervioso.
- Esto. - El ojiverde alzó uno de los calzoncillos del castaño. Haciendo que este se sonroje aún más.
El más pequeño tragó saliva. - Y-Yo lo haré... Ahora. - Bajó la cabeza y empezó a recoger sus prendas.
- Buen chico. - Sonrió con sorna. Para luego caminar hacia la puerta y voltear antes de salir por ella. Dejando a un Louis avergonzado y nervioso.
Ambas manos del pequeño fueron directo a su cara, tapándola por completo. Había hecho el ridículo.
¿Por qué tenía que ser Anne justamente la madre de Harry? ¿Por qué sentía eso por Harry? ¿Por qué él? ¡¿Por qué?!
Escuchó unos pasos por el pasadizo, luego vió a Lottie.
- Mamá dice que bajes a cenar. - Habló la menor.
- No tengo hambre. - Respondió. No era cierto. Moría de hambre, pero Harry estaría allí. Y lo último que quería era verlo.
- Sabes que mamá te hará bajar de todas maneras. Es mejor que no la hagas enojar.
Maldición.
- Ya voy. - Suspiró.
Tranquilo, Louis. Sólo es Harry. Sólo es él.
- No se preocupe, Anne. Iré yo. - Se escuchaba la voz del rizado.
Oh Dios.
Relájate Louis.
Tú puedes.
- ¿No piensas bajar? - Preguntó el rizado.
- No.
El ojiverde enarcó una ceja.
Empezó a caminar en dirección al más pequeño.
¿Qué me va a hacer?
Segundos después estaba sobre el hombro del rizado.
- ¡Bájame! - Gritó. - Harry, hablo enserio, bájame. ¡Harry!
El rizado reía a carcajadas caminando en dirección de las escaleras.
Piensa, Louis, piensa.
Se dejó de mover, dejó de hablar. Era cómo si estuviera muerto.
Harry dejó de reír.
- ¿Louis? - Lo movió. - ¿Louis? Louis, responde.
Comenzó a asustarse. Lo dejó en el piso. No sabía que hacer.
- Oh Dios mío. - Se lamentaba. Una y otra vez. Mirando el cuerpo del castaño sobre el piso, sin mover ningún músculo.
Sólo quedaba llamar a Anne y a su madre.
Maldición.
Era hora de escapar.
Aprovechó el momento en el que el rizado volteó.
Comenzó a correr escaleras arriba.
El rizado no se hubiera percatado si él no le hubiera gustado un zapato antes de llegar a su habitación.
El ojiverde soltó una bocanada de aire. Sentía como el alma le regresaba al cuerpo.
Maldito Louis.
Tomó lo poco que le quedaba de cordura y caminó hacia la cocina.
Aquí no pasó nada.
- Hijo, ¿Dónde está Louis? - Preguntó su madre apenas lo vió llegar.
- No tiene apetito. - Se excusó. Se las pagaría ese pequeño mounstruo.
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Luz de Luna •L.S
Fanfiction- Te juro que si te llego a perder, perdería lo más hermoso que tengo. Perdería a mi luna.