Una noche lluviosa, en medio de la terrible revolución francesa, un coreano regresaba a su pensión a avanzadas horas de la noche por la parte antigua de París. Relampagueaba, y los fuertes rígidos del trueno estremecían las encumbradas y estrechas calles. Pero primero debo contarles algo ha cerca de este joven coreano.
Min Yoongi era un joven de buena familia. Había estudiado durante un tiempo en la universidad de Daegu, pero debido a su carácter visionario y entusiasta, deambulaba por esas doctrinas insensatas y especulativas, que tan a menudo aturdía a los estudiantes coreanos. Su vida solitaria, su intensa aplicación y la rara naturaleza de sus estudios, tuvieron un efecto en su mente y cuerpo. Su salud se debilitó y su imaginación enfermó. Había dado rienda suelta a reflexiones fantasiosas acerca de la esencia del espíritu, hasta que, como Swendeborg, vivía en un mundo imaginario.
Tenia una idea fija, se desconocía la causa, pero aseguraba que sufría una influencia diabólica, y que un genio maligno o espíritu buscaba atraparlo y llevarlo a la perdición. Semejante idea trabajaba en su temperamento melancólico y produjo los efectos mas tenebrosos: se volvió ojeroso y deprimido. Sus amigos descubrieron su enfermedad mental que lo atormentaba y determinaron que la mejor cura era cambia de ambiente; por esta razón se decidió que fuera a terminar sus estudios en medio de los esplendores y diversiones de París. Yoongi llego a la ciudad cuando estallo la revolución. Él delirio popular y las teorías políticos-filosóficas del momento capturaron su mente entusiasta, pero las escenas sangrientas que le siguieron impresionaron su naturaleza sensible y le causaron aversión a la sociedad y él mundo, e inspiraron su aislamiento. Se encerró en un apartamento solitario en él Pays Latín, él barrio de los estudiantes. Allí, en una calle oscura no muy lejos de las paredes monásticas de la soborna, se dedicaba a sus estudios favoritos. Algunas veces, pasaba muchas horas en las grandiosas bibliotecas parisienses, esas catacumbas de autores difuntos, hurgando entre sus cúmulos de polvo y obras obsoletas, en búsqueda de alimento para su apetito malsano. Era, a su manera, un necrófago literario que se saciaba del osario de la literatura decadente.
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LA AVENTURA DEL ESTUDIANTE COREANO
Paranormalees una historia corta y la verdad no es mía la leí hace mucho tiempo y quise hacerla versión yoonmin solo esperó que les guste Se que relata la cruda realidad pero también es muy emotiva y te hace reflexionar sobre muchas cosas bueno en mi caso si...