Dampos

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-Guapo prestame borrador- Pronunció el azabache.

-Hay voy amor- Contestó tiernamente el más grande.

Después de que ambos revelarán sus sentimientos por el otro habían decidido mantener su relación en secreto, aunque no faltaba quien notase el cariño que se demostraban últimamente. Es que la verdad si eran muy obvios pero sus amigos los dejaban ser y vivir en su fantasía.

-¡Ya besalo wey!- Grito la pequeña niña en medio de aquellos dos.

-¡Tú cállate zorra!- Dijo el pasivo que aún seguía sintiéndose algo incómodo con todo aquello.

Ambos cruzaron sus miradas y un pequeño guiño escapó de los ojos café oscuro de Dagmar para regalarselo a su lindo novio. Este no pudo evitar sonrojarse y voltear a otro lado molesto, realmente Dagmar disfrutaba de hacer sufrir un poco a su pequeño Alex.

-Entonces, ¿quienes van a ir a mi casa para lo de ciencias?- Cuestionó el pequeño gruñón.

-Yo no puedo- Dijo su amigo quien se sentaba al lado.

-Yo tampoco- pronuncio tristemente la chica delante suyo.

-No mamen, no voy a hacerlo solo- Se quejo el azabache.

-Yo sí voy a ir- Dijo el más alto con una voz tranquila pero intentando ser sexy.

Un silencio algo incomodo se hizo presente en aquel espacio donde Campos no dejaba de mirar a los ojos a su novio de dos metros. Ellos dos iban a estar solos en su casa, ya que, los padres del azabache no estarían hasta las 6 pm y su hermana había salido con sus amigos.

Campos no podía creerlo y al mismo tiempo estaba ansioso, sabía lo pervertido que podía ser Dagmar cuando se trataba de estar solos y eso le aterraba e intrigaba a la vez.

Saliendo de la escuela se dirigieron a la casa del azabache caminando, Campos no dejaba de mirar al suelo nervioso y eso hizo que Dagmar se preocupara.

-¿Estas bien Alex?- Preguntó atento el castaño.

-Eh... si estoy bien. No me llames Alex- Tartamudeo el menor.

Dagmar sonrío a lo tiernamente amargado que era su pequeño novio, él sabía que Campos le era difícil demostrar sus sentimientos pero le tenía paciencia ya que realmente estaba enamorado.

El más grande tomó la pequeña mano de Campos y las entrelazo, mirándolo de reojo pudo notar como agacho su cabeza  y apretó su mano a lo que sonrió travieso imaginando esa cara tan adorable mientras lo tenía debajo. Si, era un pervertido pero no podía evitarlo.

Llegando a la casa no hicieron absolutamente nada de trabajo ya que Dagmar no tardó en acorralarlo contra la pared y besarlo bruscamente. Poco a poco llegaron hasta el sillón de la sala donde el castaño jalo a su novio azabache para que este terminara arriba de él.

Campos era como un tomatito nervioso pero caliente, paso sus piernas a cada lado de las caderas de Dagmar sentándose contra su miembro y haciendo movimientos circulares. Realmente eran como conejos.

LEMON ALERT

-D...Dagmar...el proyecto...- Dijo entre el beso el menor pero sin la más mínima intención de pararlo.

 El mayor no dijo nada y continuo a lo suyo bajando sus manos provocativamente hasta el trasero de Campos.

-En serio...creo que...aaah...-Gimio el pequeño azabache cuando las grandes manos de Dagmar entraron a su pantalón y atacaran directamente su miembro.

-Shh... hablas demasiado-Alegó el castaño mordiendo el labio inferior de su novio y jalando de él.

Mientras Dagmar hacia movimientos de arriba hacia abajo con el miembro de Campos, este subió su camiseta para arrojarla a un lado y continuar con la del contrario. De verdad iban a tener sexo en el sillón de la sala de su casa, donde creció de pequeño y donde sus padres pasaban el rato... Si ese sillón hablara.

50 Sombras Más OscurasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora