Capitulo II

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Minato se mantenía leyendo un libro en la sala dorada de su casa en Londres viendo de reojo como su hijo jugaba con su madre. Sin duda sería un chico inteligente. Sólo esperaba que su hermano se dignara a escribirle una carta diciendole cuando nacería su sobrino, sino fuera por el comentario de Hiashi hace meses atras ni se enteraba que su hermano seria padre, desde que se casó el ingrato no le escribía en meses y eso que  vivía cerca de Londres; maximo dos horas de viaje era la distancia que los separaba; pero Kushina le habia dicho que los recién casados siempre querian privacidad más si se casaban tan enamorados. Asi que no habia querido inoportunar a su hermano.

-Excelencias disculpen la intromisión pero esto es urgente- dijo un policia entrando torpemente en aquella habitación.

-Excelencia no pude detenerlo- trato de escusarse el mayordomo.

-Calma... retirence- les habia ordenado al mayordomo y a la niñera, cosa que hicierón de inmediato dejando sólo al policia, su esposa cargando a su hijo y a él.
-Buenas tardes. Me podria decir ¿cuál es la causa de su visita?- le preguntó haciendo un ademán para que se sentara pero el hombre no le hizo caso.

-Su excelencia...- el pobre hombre no sabía como decirlo -encontramos el cuerpo de su hermano en las costas... los informes indican que se suicidó y asesinó a un americano de nombre Hatake Kakashi...-

Minato ya no escuchaba al policia, dejo de oirlo en el momento que dijo que Obito estaba muerto.

Pensó que habia escuchado mal pero el llanto de Kushina se lo confirmó.

Su hermano estaba muerto...

Ese instante Minato conocío la oscuridad.

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El funeral se llevó a cabo en el castillo que habia pertenecido a Obito Namikase.

Muchas personas de la alta sociedad estaban presentes; más por la curiosidad que por pena; no era muy común que una familia de tres muriera el mismo dia y más si esa familia era tan distínguida.

El lugar era cuncurrido pero lo único que se podía escuchar eran murmullos. Por qué a pesar de todo la tristeza era palpable en algunos.

En esa sala habia tres ataúdes: dos grandes y uno pequeño.

Todo era oscuro y desgarrador para las amistades del matrimonio fallecido.

Pero para la gente entrometida no les paso por alto que los Hyuga no se habian acercado a los Namikase en toda la noche. Haciendo que los rumores cobren más peso.

Hiashi estaba sentado al lado de la ataúd de su hermana con su esposa al lado. Recibía el pésame calladamente, en ese momento sentía un odio tan grande hacia los Namikase que no toleraba ver el feretro del esposo de su hermana al lado de Rin, sentía que Obito jamás pagaría por lo que le hizó a su hermana.

Su adorada Rin murío por los celos enfermisos de Obito.

Obito nunca supo valorarla...
Gracias a él Rin y ese ser inocente se fuerón de este mundo.
Merecía haber muerto...

La recien nacida estaba siendo enterrada como la hija de ellos; no sabía si ese bebé era suyo pero era lo mejor.

Hana por otra parte no sabía que sentir, era como si los Namikase y su cuñada la lanzaran a un abismo de dolor vacio. Velaba a un bebé que bien podia ser el que llevó nueve meses dentro de si, o podía ser la criatura inocente que murio por culpa de su padre. No sabía que sentir... eso la torturaba... la hacia parecer un montruo...

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Esa misma noche, en el mismo castillo pero en el despacho del lugar estaba un detective y el mayordomo Iruka junto a los duques Namikaze.

Amor... Puro AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora