(1/1)

592 86 43
                                    

Fandom: The gods of Asgard/Riordan

Summary: Hearthstone y Blitzen están en vísperas de Navidad y surge una discusión por regalos.

Notes: Quiero advertir a este punto, que este one shot no ha sido beta-ed y por consecuente, debe de tener varios errores ortográficos o de coherencia

Content/Warning: None

Words: 1662

---------

Heart tenía una bufanda en su cuello en esos momentos, era blanca con rayas rojas; parecía un bastón de caramelo derretido sobre su cuello.

En un principio, iba a ser amarilla.

A Blitzen le gustaba el amarillo y por consecuente, también a Hearthstone.
Eso no implicaba que a Heart tenía que gustarle todo lo que a Blitz le gustaba. No, no pasaba y si lo hacía, eran con cosas muy leves. Y en la mayoría de los casos, Heart odiaba cosas que a Blitz le encantaban. Cosa que sorprendía a Magnus. No era la primera vez que el chico les preguntaba sobre eso, y siempre era la misma respuesta de Blitz. “Heart no es mi sombra, chico. No le va a gustar todo lo que a mí me gusta.”

Heart sonreía lo suficiente como para no ser visto.

Pero eso era antes, porque el amarillo empezó a agobiarlo, lo veía en todas partes. Flores, chalinas, sombreros, vestidos, patos, todo.

Así que después de un minucioso proceso selectivo, determinó que su color favorito era el rojo. Y se lo dejó bien en claro a Blitzen. Que, por el amor a su integridad física, nunca le diera ninguna prenda amarilla, y que solo toleraría el color rojo, porque el rojo era genial.

Le gustaba el rojo.

Y Blitzen tenía ojo para la moda. Podía ver lo que le faltaba a todos, podía ver lo que le faltaba a cada atuendo, para complementarlos, y veía que le faltaba a cada persona. A Heart le gustaba eso, porque podía ver a Heart y darle específicamente lo que le faltaba, aunque nunca lo hizo.

Al menos hasta esa noche de navidad, donde ambos estaban paseando por Midgard, una noche nevada, con el viento helado cortándole las mejillas y haciendo que los ojos de Blitzen llorasen inconscientemente.

Esa noche nevada, Blitzen iba envuelto una chalina que irónicamente parecía un bastón de caramelo, combinado perfectamente con un jersey y un abrigo, mientras Heart llevaba su mera chaqueta de cuero, que, aunque estaba forrada por dentro, dejaba pasar el frio y lo hacía temblar. Pero lo hacía en silencio, porque no quería molestar a Blitz.

O al menos hasta que se tropezó con él al cruzar un semáforo. Entonces el enano se dio la vuelta y lo miró de arriba abajo, y vio a su elfo temblando. ‘Tienes frio.’

Heart niega.

‘Tienes frío.’ Repite él.

Como si no fuera bastante obvio…

‘Y no me avisaste.’ Le dice, moviendo las manos, casi se ve enojado. ‘No dejaré que te congeles hasta morir, Heart.’

Heart quiere avisarle que eso es posible, que están en Boston y que es un elfo, que no puede moriré de frío como un midgardiano; pero entonces Blitz toma su chalina y la envuelve cuidadosamente alrededor del largo cuello de Heart. No es mucho, pero le sirve de algo, porque empieza a sentir calor de nuevo. Espera que sea la chalina surtiendo efecto, pero probablemente sea porque los dedos de Blitz eran muy suaves, y estaban tibios.
Heart trata de recordar porque estaban ahí, pero lo único en lo que su mente piensa es en lo suaves que son las manos de Blitzen, y en cómo sus largos dígitos encajan perfectamente sobre su espalda.

Candy Cane ScarfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora