Capítulo 1: Al finalizar una llamada

9 0 0
                                    

Capítulo 1

- No puedo creerlo, ¡ya han pasado cinco meses!- dijo Amy con ojos cristalizados que hacían resaltar el índigo de su iris.

- Maldición, parece que fue ayer, ¿Recuerdas cuando me lo dijiste?- preguntó Chad.

- No podías creerlo, pagaría por ver tu cara en ese momento de nuevo-
Se refería a aquel rostro sorprendido de hace ya semanas cuando Amy le ha dicho su pareja que esta embarazada

- ¿ Como no?, ¡nuestro primer hijo!- Exclamo Chad- la mejor noticia que he recibido en mi vida.

- Mira la hora, ya es tarde-apuntó Amy quien al mismo tiempo acomodaba su abrigo-mejor salgo ahora mismo.

- Sí, es buena idea cariño, no queremos que llegues tarde a la primera ecografía- señalo Chad

- ¿En serio no me puedes acompañar?- pregunto con aire de tristeza Amy

-No, lo siento- Empezó el hombre con tono arrepentido- sabe Dios cuanto quisiera acompañarte,-continuó - pero conoces bien como son en la oficina, no se tolera ni una excusa, y si me despiden ¿cómo vamos alimentar al pequeño Jonathan?-recordó Chad mientras acariciaba el vientre de su esposa

-Tienes razón- comprendió Amy- ya es hora, me tengo que ir.

-Suerte cariño- dijo Chad, y la besó. Fue un beso largo y profundo, sus besos siempre resumían todo el amor que sentía por ella, ella le respondió con otro beso, sencillo, de despedida.

-Te veré pronto- dijo Amy, mientras abría la puerta, dejando entrar el viento gelido del exterior, guiñó un ojo con picardía y se aventuró al frio intenso que transportaba el aire sobre las calles en invierno.

-¡Cuídate!- le grito Chad mientras ella se alejaba dando zancadas rápidas sobre la calle, no sabía si lo había escuchado, pero ya estaba a una distancia bastante amplia, como para preguntarle si lo había hecho.

Todavía no habían pasado las ocho de la mañana, notó Chad antes de subir los escalones hacia la segunda planta para vestirse con su nuevo traje, algo sencillo por el poco dinero que tenían pero suficiente para cumplir los requisitos impuestos por su jefe, el gerente del periódico local, entre los requisitos de uniforme para el trabajo de columnista semanal que era el de Chad eran pocos, una camisa blanca manga larga, saco formal negro y pantalón negro, en época de invierno podían usar un abrigo grueso, eso si, tambien negro, para evitar el frio que se daba especialmente en esta temporada.

Cuando terminó de vestirse, bajó las escaleras de madera que emitían un sonido irritante en el momento en que sus zapatos las pisaban -tengo que arreglarlo- se dijo para si al terminar de bajar las escaleras. Caminó hasta la mesa de comedor ubicada justo en el centro de la primera planta de aquella rustica casa en la que hacía dos años compartía con el amor de su vida. Amy le había preparado el desayuno y lo había servido sobre la mesa antes de partir. En dos grandes bocados comió los huevos revueltos pasados de sal como a él le gustaban, mordió medio pan, y bebió un sorbo de la taza de chocolate caliente, se pasó el cepillo de dientes, y salió corriendo a tomar un taxi en la esquina de la desolada avenida.

El edificio en el que trabajaba Chad era enorme, la construcción estaba dotada con ventanales oscuros, a través de los cuales, los empleados privilegiados que tenían en su oficina las grandes ventanas podían ver el paisaje blanco consecuencia de la nieve al caer, Chad cruzó la puerta giratoria que daba entrada al lujoso interior de la edificación, tomo el ascensor y oprimió el botón del decimosegundo piso, donde empezaban los cubículos de los empleados del rango medio, corrió hasta su puesto y paso la tarjeta por el lector, que registraba su hora de llegada.

- Ocho y treinta. Lewis,Chad - dijo la maquina con voz computarizada.

- Por poco te pasas Lewis- dijo con malicia Simon, su compañero de trabajo. Tenía el cabello crespo, los ojos negros , era de tez trigueña y muy bajo en comparación con Chad.

- Newman, que tal si te callas y ...me dejas concentrar, tengo dos días para entregar mi próxima columna, y no llevo nada, con todo el asunto del bebe...-respondió Chad

- Más respeto, o sino, tal vez abra mi boca y le diga al Lodge, que estas en blanco y puede que no entregues nada este domingo, ¿y si no tienes trabajo quien suplirá las necesidades de tu pequeño bebito?- dijo con tono amenazante Simon

- Ok, cálmate, por ahora necesito trabajar ¿me dejas?-

Chad se sentó en la silla frente a su escritorio y encendió el pc, y comenzó a escribir su texto de opinión acerca del aumento de la inseguridad en las últimas semanas, las ideas no llegaban en su cabeza solo cabían en aquel momento Amy y Jonathan.

En la hora del almuerzo, no fue capaz de comer, la preocupación no le permitía hacer nada, así que decidió ir por un latte, y subir a la terraza, pero en su camino escuchó la voz de Simon.

- No te preocupes no nos van descubrir-

- No, yo ya no puedo seguir con esto, si quieres ocultarse cosas a tu esposa, bien por ti. Pero ya no puedo seguir con esto - dijo una voz femenina con bastante desesperación

De repente la puerta se abrió de golpe y por ella salió una joven rubia mientras maquillaba su jovial rostro.

- ¡Lorie, no puedes dejar esto, si dices algo, ya sabes lo que te pasará !- grito Simon que a la vez que salía de la puerta, se abrochaba la camisa en la parte de arriba- y tu- dijo mirando a Chad-ni una palabra de lo que viste aquí-dijo colérico , Chad hizo un gesto como si estuviera cerrando con cremallera su boca y se dirigió de vuelta a su oficina consternado por lo que había pasado.

En la noche, salió de último, la edificacion perdía toda clase, lujos y alegría cuando estaba solo y oscuro, las estatuas y decoraciones que en el día transmitían elegancia, ahora solo infundían terror y angustia. Cuando atravesó la puerta rotatoria y la aseguró con llave se tropezó con el periódico rival (un periódico nacional, el titular decía "Chica se suicida después de ser violada", debajo del encabezado estaba la foto de la joven que había visto salir del cuarto de aseo junto con Simon, decidió seguir leyendo la noticia, para quitar cualquier sospecha, "La chica Mary Ann Stride antes de colgarse con una soga al cuello en su apartamento, escribió una nota en la que testificaba que Simon Newman, escritor del periódico local había abusado de ella violentamente, y la había amenazado con matarla si decía algo, "no es difícil conseguir asesinos que trabajen por un miserable centavo" asegura la nota que fue lo que dijo Simon Newman antes del acto". -Ya era de esperar de este idiota- pensó Chad.

Al llegar a su casa, Chad notó que las luces estaban apagadas, esto hizo que un hoyo negro en su interior lo devorara, la desesperación estaba desbordada, entró a la casa, y cerró la puerta de un golpe, esto hizo que el polvo en la pared cayera, saco su viejo celular y marco el número de Amy, pasaron cinco segundos que para Chad fueron eternos.
-¿cariño?- sonó la voz de Amy desde el teléfono
-si, ¿dónde estás? ¿Porque no has llegado?-pregunto exasperado
-cálmate, estoy en la avenida de memorial park, los exámenes se demoraron ya que la maquina esa se dañó- Respondió Amy con un tono tranquilo
-ten mucho cuidado, conoces bien el incremento de robos callejeros , te amo-dijo Chad
-y yo a t....- Amy fue cortada por una voz que gritaba detrás del teléfono.

-¡suelte el teléfono, señora!- grito la voz, Chad escucho el ruido provocado por el impacto del teléfono contra el suelo, ahora la voz desconocida y la de su esposa se escuchaban.
-entrégueme todo lo que tenga, ¡Ahora!-

-pero mire, estoy esperando un hijo, por favor no dispare-la voz de Amy rompió en llanto
-entonces será mejor, que haga todo lo que le diga si no quiere que el mundo pierde dos vidas de un disparo-dijo la voz desconocida temblorosa.
-tome- dijo Amy

-¡alto!, ¿cómo me aseguro de que usted tenga un arma dentro del bolso eh? ¡Responda!-un sonido ensordecedor hizo eco en los oídos de Chad, este cayo de rodillas al suelo, y comenzó a llorar.
-¿Amy, estas ahí?, Amy por favor responde- le grito al teléfono- ¡maldita sea, por favor Amy no me hagas esto!-el llanto se hizo más intenso-No...Por Dios....No...-y comenzó el tic tradicional de un teléfono celular cuando se acaba la llamada, al igual que el cardiógrafo cuando el corazón del paciente al cual está conectado deja de latir.

Disparos con Boleto al CorazonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora