Sentía el rozar del fuego con su piel mientras veía las estrellas entre las llamas.
Sentía la alegría perdida hacía ya tanto en el pasado.
Seguía el fuego hasta el lugar donde empezaba, y allí reposaba su vista maravillado.
Bajo esas llamas dos piedras verdes, esmeraldas quizás, llamaban la atención del observador junto con las chispas que a su alrededor había.
Y así era feliz, con la persona que él quería... cuyos rojos cabellos asemejaban las llamas, sus ojos eran dos verdes esmeraldas rodeados de pecas que surcaban su rostro.