Él. Humano.

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Al día siguiente fui a su casa para preguntarle si estaba enferma o si estaba enojada conmigo.
Pero al llegar a su casa y tocar la puerta de entrada, esta se abrió sola. Me preocupe, ella nunca dejaba la puerta abierta.

Entre. Y no había nadie.
Ella no estaba.

Subí a su habitación y en su cama ví una nota escrita con una letra casi ilegible para mí, y con manchas de lo que parecía sangre.


Parecía una carta... escrita con dolor.

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