II
Orgullo de un guerrero
“Querida Madre: Villa Collingwood, 1510
He recibido las noticias, creo que era hora que la republica de Inglaterra absorbiera tu soberbia y egoísmo obligando a convertirte en una simple ciudadana de la misma, espero y no me tomes a mal esta pequeña carta después de diez años que no sabes nada de mí y lamento no haber respondido ninguna de tus cartas anteriores pero no lograba concebir perdón a la persona que me desterró de sus tierras sólo por enamorarme de alguien que no aprobaba, pero sabes madre no me arrepiento de nada, gracias a tu odio Berta y yo hemos salido adelante con nuestro esfuerzo y gracias a algunos amigos y fieles campesinos que nos siguieron construimos nuestra propia villa libre de esclavitud a las afueras de Florencia; no me queda más que decir, así que me despido esperando y pronto nos visites para que conozcas a tu nieto Aron, el es mi orgullo.
Con cariño: Eldwin Collingwood”
El conde enrolló la carta y la envió con una paloma mensajera hacia su ya anciana madre, esperando al fin poder verla después de tantos años sin saber nada de ella.
-Señor-. Interrumpió un sujeto joven y bien vestido mientras veía a la paloma partir y perderse en el vuelo.
-¿Qué pasa buen hombre?-. Respondió el señor Collingwood con incertidumbre.
-Es su esposa Berta señor, ella tropezó en las escaleras del jardín en su casa y se ha dado un fuerte golpe-. Contestó el muchacho con la voz temblorosa.
-¿Qué? ¿Cómo fue?... no importa no hay tiempo dime ¿Dónde está?-. Pregunto con impaciencia y nerviosismo.
-Sus sirvientes la han llevado al médico, creen que podría perder a su bebe…
-Gracias por el mensaje, espero y no sea demasiado tarde-. Al terminar de agradecerle al joven, Eldwin emprendió camino a toda velocidad en dirección al médico, por suerte este no se encontraba tan lejos del palomar solo tenía que atravesar el mercado de la villa Collingwood
*
-Petruccio Aldrich… se te ha mostrado un nuevo mundo, otro universo, un lugar que no es imaginado por la humanidad, este santuario es sagrado y solo para razas superiores a la vuestra, en cambio tu eres humano y aquí estas como si fueras uno de nosotros, se te ha enseñado todos los secretos de este lugar por diez años y ha llegado el momento-. Comenzó la ceremonia el más anciano y sabio del lugar.
-Estoy preparado su magnificencia-. Replicó con seguridad el joven Petruccio.
-Has mostrado tener lo suficiente para ser algo más que un simple mortal, has superado todas las pruebas y has obtenido todo el conocimiento necesario; así que solo me queda preguntarte: ¿Estás dispuesto a renunciar a tu vida y probablemente tus viejos recuerdos?-. Preguntó el sabio ser.
-Estoy dispuesto a todo, mi lealtad será para los que me han acogido y cuidado por tantos años así que se haga en mi lo que su voluntad plazca-. Respondió el muchacho inmediatamente como un dialogo estudiado.
-Si el deseo es profundo y sus palabras ciertas que ¡comience la transformación!
Al terminar la sentencia el anciano dirigió al joven y la hermandad hasta la cima de ese mismo santuario, directo al techo de esa construcción gótica que se establecía bajo un cielo oscuro y tormentoso, el lugar era macabro en todos sus aspectos, se encontraba rodeado un barandal de hierro oxidado por los años y en cada esquina se encontraba una pequeña luz de fuego encendida con aceite de ballena que apenas desvanecía la oscuridad de aquel lugar abierto.
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A.C. Los no muertos
VampireInglaterra, Año… 1500. La familia Collingwood se ve abatida por una fuerte tragedia, en la cual se buscará venganza para recuperar el honor perdido e i...