La cocina de Grimmauld Place se encontraba sumida en un profundo silencio, mientras que Harry estaba sentado en la mesa con una taza de té. La había puesto hace ya algún tiempo, por lo que debía estar ya fría. No tenia ni idea de que hora era, pero calculaba que seria ya pasada la medianoche. Estaba solo en la cocina, mientras que Ron y Hermione estaban en alguno de los cuartos de arriba, ya que hace horas que habían subido a dormir.
Él no podía culparlos de querer pasar tiempo juntos, ambos lo merecían, sobre todo teniendo en cuenta el día que tenían por delante, pronto amanecería y este día traería consigo el final de una era.
Mañana irían a la batalla, poniendo de esta forma el fin a los incansables meses de lucha y espionaje por parte de ambos bandos. Las últimas semanas habían sido relativamente tranquilas, parecía que ambos bandos habían llegado a un punto muerto, pero actualmente parecía que nadie podía soportarlo más, y tanto la luz como la oscuridad habían decidido poner la ultima carta sobre la mesa. Aunque la batalla tendría que ser su máxima preocupación, no era eso lo que hacia que no pudiera dormir. Era el, todos sus pensamientos eran por su culpa.
Él siempre lo había sabido, y a pesar de los meses de investigación que habían precedido a este momento, nadie había podido ofrecerle ninguna otra opción aparte. La única manera era que Voldemort muriera bajo su mano, solo él podía matarle. Había tenido el suficiente tiempo para prepararse mentalmente, pero a las vísperas de la batalla, descubrió que no había nada dentro de él, solo un hueco y silencioso miedo.
Estaba aterrorizado, y aunque él no lo había admitido frente a nadie, sabía que sería condenado por todo el mundo si lo hacía. Tenía sólo 19 años, y el peso del mundo mágico había sido puesto sobre sus hombros, sin el tener nada que decir. Se sintió incapaz y débil debido a todo la presión que tenía sobre sus hombros, y se horrorizó por la idea de que seguramente se acabaría derrumbando. Había tanta gente contando con él, tantas vidas que dependían de su éxito, y se sintió enfermo y mareado al pensar en todas las personas que morirían si fracasaba.
Su conciencia apenas podía hacer frente a todo y él deseaba que hubiera algo que pudiera hacer para detener el miedo que seguía resonando a través de todo su cuerpo. Se sintió avergonzado por su cobardía, pero no había nada que hacer para poder calmarse, sintiendo, no por primera vez, que todo el mundo estaba gravemente equivocado al poner sus esperanzas bajo sus hombros.
Se pinchó el puente de la nariz y trató de calmar su respiración, sintiendo el hormigueo de la aprensión haciendo todo el camino desde su pecho hasta la yema de los dedos. El fuego de repente resonó con fuerza a su izquierda y se levantó de su silla abruptamente, golpeando su taza de té y enviando los restos de su té frío sobre la mesa.
Severus salió de las llamas y miró a Harry cuidadosamente por un momento antes de decir en voz baja: "Mis disculpas, no quise asustarte".
"No lo hiciste", dijo Harry, su voz áspera, "Yo sólo... bueno, pero no mucho."
Los dos hombres se miraron unos a otros, a unos metros de distancia entre ellos, Harry terriblemente consciente de que su propio pulso estaba tronando en voz alta en sus oídos. Su respiración era trabajosa y tenía una molestia en pecho.
"¿Por qué no estás durmiendo?" le pregunto Severus
"¿Por qué estás aquí?" pregunto Harry, sintiendo que era innecesario responder a la pregunta del hombre.
"Yo..." empezó Severus, luego se detuvo, miro hacia abajo, más concretamente a sus pies, su rostro se encontraba más pálido de lo habitual. El silencio se cernió entre ellos hasta que finalmente levantó la mirada y le tendió la mano a Harry, quien lo tomó con un agarre feroz y se dejó arrastrar a los brazos de Severus con un sollozo agradecido.
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Absolution
FanfictionEsta es una traducción autorizada del fanfic Absolution de Cithara. Todo el mérito de esta historia es de ella, yo solo me he limitado a traducirla al español. ===*===*===*===*===*===*===* La noche antes de la batalla Harry lucha contra sus miedos...