Uno

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Oregón, hospital central.

20 de noviembre de 2018, 12:30 am.

Aurora's Pov

Crecer cerca de las montañas de Islandia me había acostumbrado al frío, supongo que pese a tener rasgos cercanos al albinismo el frío no me parecía un impedimento. Al contrario, mi piel podía luchar contra el, mi nariz a pesar de estar dormida por las altas temperaturas, no era rebosante de un rojo profundo.

Me sentía afortunada al escuchar los chillidos de las enfermeras que se encontraban cambiando sus uniformes, mientras ellas se quejaban por la temperatura, yo me vestía sin ningún problema para seguir con el turno nocturno en urgencias.

Cuando deje los vestidores me dirigí a la cafetería, se había hecho costumbre beber más café de lo normal durante las noches, pero si no lo hacía probablemente no podría soportar estar despierta.

No es como si no descansará, lo hacía cada determinado tiempo, entre algunos doctores y enfermeros nos turnamos para descansar un par de minutos. En cuanto llegue a la oficina de la doctora Johansson con la que compartiría el turno, no me sorprendió verla ahí en el escritorio con algunos documentos, entregue una taza de café y yo tomé un sorbo de la mía.

-Hoy durante nuestro turno estará tranquilo – la señora Johansson me sonrió mientras tomaba del café.

Me gustaba cuando compartía el trabajo con ella, no sucedía a menudo, pero cuando sucedía era más gratificante que pasar el turno con el señor Daniel, el hombre casi siempre estaba de mal humor y me cargaba todo el trabajo a mi.

Pero con la doctora Johansson era diferente, ella mantenía los deberes equilibrados, además de ser bastante inteligente, cuando tenía una duda ella me respondía con entusiasmo, cuando debía estudiar para un examen, ella se ofrecía amablemente para asesorarme, era una buena mujer. Aunque estaba próxima a entrar a los cuarenta era bastante atractiva.

Tenía una piel morena brillante y liza, cabello largo oscuro, una figura bien formada y ojos azules como el océano.

A pesar de ser atractiva y buena como mujer no mantenía relación con alguien. Pero a lo que ella me había platicado en una noche de urgencias, ella me contó que cuando era más joven había encontrado al amor de su vida y que en gran medida, con el tiempo se habían casado, pero con el paso de los años algunas cosas estaban sucediendo con esa persona y se habían separado en algún punto del pasado. Pero a pesar de la separación no hubo divorcio u otros problemas, de hecho ella aún conservaba su anillo de compromiso.

Por que a pesar de todo ambos aún se amaban.

Cuando escuche su relato, me pareció una buena historia de lo que fue un amor, tal vez aún prevalece y quizá no estén juntos, pero dentro de ellos el amor existe. Una sensación hermosa que yo misma había experimentado antes, pero que muy a comparación de la historia de la doctora, los sentimientos entre esa persona y yo no eran prevalentes. Si, quizá aún quedaban rastros de aquel amor en mi interior, pero tal y como la vida que tuve en Islandia estos comenzaban a quedar a un lado.

Aquel joven de sonrisa suave y mirada cálida había elegido su camino y yo había tomado el mío.

-Me parece muy bien, claro a menos de que lleguen heridos de algún accidente – le respondí a la mujer que asentía con la cabeza.

Me senté en uno de los sillones que se encontraban en la oficina, mientras la doctora hablaba con algún familiar, me di la libertad de observar el cielo nocturno a través de la ventana. Las estrellas parpadeantes y la tranquilidad de la fría brisa, hacían que mi corazón se sintiera un poco ansioso. Traté de olvidar el sentimiento y pensé en mi madre. Seguramente a esta hora ella debe estar dormida, me pregunto si pasara frío, ¿habrá cenado bien?, ¿se sentirá bien?. Pensando aquellas cosas, tomé el móvil y a pesar de estar determinada a llamarla, no lo hice.

Half the world awayDonde viven las historias. Descúbrelo ahora