Memoria De Un Corazón Blanco

Rosa Blanca

Suspiro y escribo un verso,
Aquí esta otro,
No me importa si impacta,
Si rima, poco.

No me importa en absoluto,
Porque ya no es un verso.
Es un sentimiento,
Absuelto, loco.

Incesante y corriente,
De furia y coraje,
Vivo, vigorizante.
Secreto, fugaz.

Este verso que tanto me guardo
Ha pasado muchas historias.
Mucho tiempo guardado.
Detrás de estrofas oratorias.

Déjame recitarte mi historia,
Que te quede en la memoria.
La de una rosa que se tiñó de negro
Y se marchitó triste y sola.

De las cenizas,
Que al prenderle fuego
Abonó sin querer otra rosa.
Amplia, vasta, hermosa.

Entonces, cuando ella floreció,
Era de noche oscura.
De pintura negra
Y sequía discreta.

Al parecer a la rosa
Le tocaba el mismo destino.
Pero en el gris del tiempo
Que pareció detenido.
Se aclaró el cielo
Y bajó del mismo.
Una lluvia de estrellas
Directo al abismo.

La rosa escaló y salió de allí.
miró al cielo y estaba vacío,
Apagado, muerto.
Y aún se seguía ennegreciendo.

Se tiró al suelo
Dispuesta a marchitarse.
Nuevamente, por el gran final,
Decidió marcharse.
Únicamente por el hecho.
De jamás encontrarse.

Cerró los ojos.
Y los pétalos empezaron a caer.
Uno por uno,
Ella empezó a desflorecer.

La mañana siguiente.
Aún a oscuras.
Y la siguiente
Lo seguía también.

Hasta que de repente
Y sin anunciar llegada.
Parando su partida
Dijo unas palabras
La estrella más brillante
Que el universo guardaba.

Y esa rosa desapareció.
Junto con la seda grisácea.
Y nació nuevamente
Como rosa blanca.

Ahilando por el verso
Que aún no confieso.
Pero, que brevemente,
Se hizo manifiesto.