El Hoyo

Ashido Mina

Si había algo en lo que Mina siempre destacaría era en su peculiar forma de ser, tan excéntrica como ella sola puede interpretar.

Pero eso no significaba que fuera algo bueno.

Sí, no le costaba relacionarse con otros ni establecer conversaciones, fácilmente podía ir de grupo en grupo y se adaptaría, solo que al momento de hablar de sus gustos todo quedaría estancado, púes nadie podía seguirle el ritmo ya que ella era igual de apasionada que con todo a la hora de hablar de aquellas cosas que le gustan.

A apartando el hecho de que sus gustos no eran los mismos que los de la mayoría.

Evitaba hablar lo más posible de sus cosas con sus amigos y familia, por experiencia sabia que solo llegaba a molestarlos haciendo eso, su único consuelo y refugio para desahogarse eran aquellos foros y páginas de internet en las cuales podía conversar con gente con sus mismos gustos y demás, y si bien habían días que ni siquiera deseaba existir debido a la gente mala que también habitaba esos sitios siempre lograba convencerse de que era algo inevitable.

Pero vivir detrás de aquella pantalla no era muy bueno, ya no se conocía, ¿quién era ella? Sus gustos peculiares salían por montones a la luz haciendo que la gente se apartara.

Y después estuvo sola.

Los pensamientos y sentimientos negativos la empezaron a llenar día y noche, pero nunca bajo la mascara de su sonrisa ya que si al resto les molestaba cuando hablaba de sus gustos, probablemente tampoco les gustaría cuando se quejara y se sintiera mal por ello, y sin nadie que se preocupara por ella realmente, Mina comenzó a espaciarse cada vez más del mundo que la rodea, perdida siempre en sus pensamientos.

No por algo ese era el estado en el que encontraba el día que se lanzó contra aquel coche que iba a 120 km/h.