Como antes.

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-Vaya.

Suspiro, echándose en el silloncito del camerino, aun cuando su cuerpo cayera muerto sobre el incómodo mueble, todavía tenía energías suficientes para hacer más, como si toda la energía que creyó perdida en todo este tiempo, resurgiese, dispuesta a todo en esa primera presentación.

Era como volver al inicio.

Solo que con diferencias claramente notorias.

Miro a su alrededor, y se dio cuenta que el rubio estaba a un lado de él tomando una botella de agua, o más bien, succionándola, pues no la dejo aun cuando el líquido en el interior de esta se hubiera acabado. Se fijó más detalladamente en él gracias a la iluminación; de su cuello escurrían gotas de sudor que igual goteaban de algunos mechones, y para acabarla, se había retirado la mayor parte de ropa que cubría de la cintura hacia arriba a excepción de la camiseta, dejando sus brazos desnudos y tatuados al aire. Por un momento, evoco la imagen de él tras su primer concierto como miembro de su anterior banda y se sorprendió, ¿tanto tiempo y todavía recordaba a la perfección ese día como sí hubiese sido ayer? Koichi lo creía incluso olvidado, pues había ocurrido hacía tanto tiempo, ni siquiera recordaba el aspecto de los demás miembros, ni las conversaciones, ni mucho menos de que fue al día siguiente, pero sin embargo, tenía muy clara la imagen de ese día como miembro de VanessA junto al vocalista, como si el tiempo nunca hubiese transcurrido.

-Oye.

La voz del mayor lo saco de sus pensamientos y en cuanto su imagen se hizo de nuevo clara, vio como este le extendía una botella de agua similar a la que había estado bebiendo; fue en ese momento que se dio cuenta que su garganta estaba en verdad seca y hasta escocía como nunca le había escocido. Agradecido, le sonrió y tomo la botella, imitando al otro vocalista bebiéndosela casi de golpe, como si nunca hubiese tomado algo tan delicioso pese a que no había sabor alguno. "Con que así se siente", pensó tras haberse acabado la botella y la estrujaba, para lanzarla al pequeño bote de basura en la esquina del pequeño camerino, acertando por muy poco.

-Lo hiciste bien –escucho decir por parte del mayor con la voz algo ronca, viendo como después le imitaba y lanzaba hacia el botecito la botella que había vaciado momentos antes. Koichi echó a reír y esta risa no tardó en serle contagiada al rubio.

-Lo hicimos bien, Genki.

El mencionado le sonrió nuevamente, y tanto él como el más alto empezaron a desvestirse para cambiar sus húmedas prendas a algo más flojo y seco. El ambiente era casi el mismo a aquellos días en los que eran el doble de personas en un mismo cuarto, con la diferencia obvia de la ausencia de MiA y Meto, además de las raras conversaciones que solían darse entre los cuatro, comentando alguna que otra cosa que quisieran añadir o quitar, entre otras banalidades. Y aun cuando extrañaba ese ambiente, debía de admitir que el silencio entre los dos era del todo menos, incómodo; entre ellos se había establecido una conexión especial en la que las palabras salían sobrando y bastaba con miradas para transmitirse todo lo que pensaban y mucho más.

Era algo que solo el tiempo y las circunstancias habían construido y que hasta ahora se expresaba con mayor fuerza entre ellos.

Una conexión única.

Sonrió cuando ese pensamiento invadió su cabeza.

"Algo que nadie más tendrá con él."





Cuando ambos estuvieron listos para partir, se escuchó como alguien tocaba la única puerta del camerino, ambos de inmediato miraron hacia esta y luego se miraron con la misma duda en sus expresiones.

Un inicio distinto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora