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Alonso y Jos se la pasaron cuidando y atendiendo los pedidos de Fernanda todo el rato hasta que llego su madre a casa.

- Creo que es hora de irme — dijo el castaño mientras se ponía de pie y metia sus manos a los bolsillos de su pantalón.

- Yo creo que no —sonrió Jos mientras se levantaba y tomaba las caderas de Alonso para quedar frente a frente con él.

- Es muy tarde ya — tartamudeo al mismo tiempo que se sonrojaba por los actos de Jos

- Quédate a dormir ¿si? — Jos se acercaba más y más a Alonso

- No puedo, deje a mis amigos en casa y no tienen llaves. — inventaba excusas estúpidas por lo nervioso que estaba.

- Eso no importa ahora — tomó la cara de Alonso entre sus manos y ahí estaban, mirándose fijamente a los ojos del contrario.

- Tengo que irme — éste no podía dejar de ver los ojos miel de aquel chico alto, vaya que eran hermosos

- Te dejaré ir pero sólo si prometes que vendras mañana en la tarde — los ojos de aquel pequeño causaban la misma reacción en Jos que los de él en Alonso y éste último solo asintió con la cabeza.

- Deberían besarse para romper la tensión — Fernanda carcajeo un poco después de que su madre dijera eso.

- Mamá! — gritó Jos, aún sostenía la cara sonrojada de Alonso entre sus manos.

El teléfono de Alonso comenzó a sonar y Jos tuvo que soltarlo para que éste pudiera contestar.

- Qué pasó Mich? —Empezó a hablar en voz baja

- Cómo que está saliendo fuego del horno! — Alonso comenzó a gritar

- Si, entiendo, sólo... Si, entiendo, voy para allá, no hagan nada más! — dicho eso colgó

- Creo que ahora si tengo que irme, gracias por recibirme en su linda casa, nos vemos en otra ocasión — Se despidió de todos

- Te acompaño a la puerta —habló Jos

..

- Gracias por todo — se detuvo Alonso

- Por todo? Qué es "todo"? — respondió Canela

- Ni yo lo sé, pero gracias — se miraron de nuevo a los ojos y la magia hizo su trabajo una vez más.

- Permíteme besarte, por favor — ante aquel comentario Alonso se sonrojo aún más y solo apartó la mirada— No es nada malo, se que no somos nada pero no haría daño, sabes que te respeto a ti y a la decisión que tomes y está bien que… — Alonso besó a Jos.

Por primera vez y ojalá no última.
Era un beso lento, uno lindo y suave.
Lleno de nervios, felicidad y amor.
Lleno de miedo, pasión y compasión.
Lleno de ellos dos.

Terminó aquel beso y el menor corrió a su auto no sin antes tomarse una foto con Canela.
Él seguía asombrado por ese acto tan valiente de Alonso. Él jamás se había atrevido a hacerlo, Jos era muy cobarde en ese ámbito del amor.
Alonso estaba impresionado de lo que había hecho, aún no lo creía pero agradecía ese impulso que tomó.

El castaño se fue y el mayor entró a su casa con una sonrisa de oreja a oreja y se retiro a su habitación dispuesto a dormir. El menor iba tan feliz que se le había olvidado lo que hicieron sus dos amigos en su departamento...

Ese, el chico TumblrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora