Usos Del Sharingan

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¿Quién pensaría que Sasuke no usaba solamente su sharingan en batalla?
.

Entre caricias Sasuke había bajado su mano hacia el centro del bien formado cuerpo de la kunoichi, la excitación que tenía lo movía a tocar cada vez más a la pelirrosa, así que una vez alcanzado el botón de su entrepierna, comenzó a frotar sus dedos en el aquel punto y a bajar un poco hacia donde la humedad se aglomeraba mojando las pequeñas bragas rojas, después volvía a repetir el mismo movimiento. Solo lo hacía mediante Intuición, era la primera vez que llegaba tan lejos con Sakura.

Notaba que en algunos puntos la ojijade contorsionaba su cuerpo, no muy seguro si era por placer o disgusto. Su fuerte no era leer a las personas, y siendo este un tema que era de su interés se atrevió a preguntar.

-¿Te gusta?

-S-sí, es solo que lo haces muy fuerte.-dijo entre gemidos la ojijade, retorciendose cada que los nada delicados dedos del Uchiha pasaban por el punto más sensible de su anatomía. La sensación era increíble pero demasiado para su inexperto cuerpo, necesitaba más suavidad.

- Ven - le dijo tomándola con su brazo para guiarla hacia la cama.

Le depositó en el amplio lecho, dejándole besos por aquí y por allá, ayudándole a quitarse la ropa y esparcirla por el lugar, antes de tomar una silla y sentarse frente a ella.

- Tú sigues vestido.

- No necesito quitarme la ropa. Tócate.

- Pero, Sasuke-kun... No sé cómo...

- ¿Nunca te has tocado pensando en mí?-inmediatamente un rubor fue visible en el rostro de la pelirrosa. Sasuke tardaba mucho en volver a aldea o en contactarse, ella mentiría si dijera que nunca se había acariciado pensando que eran aquellas pálidas manos las que rozaban su cuerpo mientras ella deslizaba sus dedos por su pecho desnudo.- Tu cara me dice que así es. Yo... También lo hago. - Sakura por alguna razón se sentía cohibida y a la vez feliz y más segura de su cuerpo sabiendo que Sasuke pensaba en ella aunque estuviera lejos. Lo dijo de una forma muy inusual, pero fue lo que le hizo sentir lo que importaba. - Tócate para saber cómo te gusta.

Los ojos del Uchiha mostraban su sharingan en ese momento, registrando cada movimiento de la pelirrosa, que comenzaba a pasar sus manos por su cuello.

La atenta mirada roja y violeta del Uchiha seguían el rumbo de la mano de Sakura, veía como suavemente tocaba sus hombros con apenas las yemas de sus dedos, subiendo y bajando a lo largo del brazo, pasando por sus pechos, tocando alrededor de su pezon hasta que estuviera erguido y apuntando directamente al pelinegro. Sakura levantó la mirada para conectarla a la de su amante. Mirarlo con su cabello más largo, igual de oscuro que siempre, pero con sus facciones cada vez más varoniles fue lo que le hizo dar rienda suelta a su imaginación.

En su mente era aquel brazo el que la sostenía de la cintura y bajaba por su abdomen, era la mano del pelinegro la que bajaba por su pierna y regresaba por el mismo camino hasta llegar a centro, tocaba sus labios por fuera jugando un poco antes de separarlos. Se atrevió a llevar su mano a la boca, metiendo su dedo más largo, pasándole la lengua, haciéndole una promesa silenciosa al pelinegro que la miraba atentamente. Ya con su dedo húmedo, jugueteó lentamente con su clitoris, de arriba a abajo, haciendo círculos, sin presionar demasiado. Abrió más sus piernas para darle un mejor espectáculo al portador del rinnegan.

No necesitó demasiado, ya estaba muy húmeda por las caricias anteriores, sentía que el calor le demandaba tocar más abajo, introducir su dedo medio en la cavidad. Y eso hizo, haciendo uso de su pulgar para estimular el botón rosado. Podía sentirse a ella misma dentro, pasando su dedo por sus paredes internas, sintiendo la textura de se interior. Lo disfrutaba, y dejaba que esas sensaciones cruzarán por su rostro sin ninguna pena, y los gemidos se hacían escuchar en toda la habitación.

Sasuke podía ver cada movimiento que hacía la ojijade, le costaba concentrarse por la circulación de su sangre en la parte baja, pero no podía dejar de ver, aunque quisiera apartar la mirada no podría, jamás dejaría que nada le interrumpiera lo que estaba mirando. Sakura no sólo le estaba diciendo cómo hacía para satisfacer sus necesidades, además estaba provocándole, estaba muy seguro que ni estando sola ella hacía tanto ruido.

Cada músculo y extremidad en moviento estaba siendo guardado en la memoria del pelinegro, en especial los gestos y sonidos que invadían sus sentidos. Fue al anticipar el orgasmo de Sakura que decidió que ya había aprendido lo suficientemente, ya era capaz de copiar los acciones de la pelirrosa con facilidad y exactitud.

Con sus labios pegados a los de su mujer empezó a demostrarle lo que su sharingan podía hacer para recrear los patrones que había hecho Sakura al tocarse frente él.

Incluso, para la sorpresa de la pelirrosa, este hizo un nuevo patrón que lograba tocar con sus dedos el punto exacto donde explotaba la sensación de placer de la kunoichi, dejándole agotada debajo del pelinegro.

Pero aún no podría dormir. Apenas había saciado una pequeña parte de la excitación del pelinegro, lo notaba en los pantalones de este, incluso podía sentirlo más duro y erguido que hacía unos momentos.

La noche sería larga. Muy larga.

Jutsus y sus usos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora