Entre Sombras

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A Shikamaru le encantaba que Temari tomara el control, pero más le gustaba verla tratando de tomarlo.

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Shikamaru no era un cursi, fue un alivio haber encontrado a alguien aún menos cursi que él. Aunque eso no significara que podía quedarse de brazos cruzados en la relación. No. A su esposa le gustaba mandarlo por cualquier cosa, no podía verlo relajarse en el jardín fumando un cigarrillo porque inmediatamente se lo apagaba y lo ponía a lavar los trastes sucios. Al menos Shikamaru pensaba que era porque no le gustaba verlo relajarse, pero la realidad era que a la rubia le desagradaba que estuviera fumando, el olor del humo se impregnaba en la ropa del Nara y por ende dentro de la casa comenzaba a oler de la misma manera.

A pesar de que Shikamaru no solía ser el más detallista, esta vez se encontraba encendiendo velas en su alcoba. Había en el piso, en los muebles, el buró, cerca del espejo. Estas estaban colocadas estratégicamente, evitaría accidentes y podría caminar sin quemarse los pies.

Todo estaba listo, incluso tuvo que acomodar de nuevo algunos muebles para que el espacio fuera más amplio. Solo faltaba que llegara su pareja. Decidió que sería bueno salir un momento a encender un cigarrillo antes de que la rubia llegara. Al dar un paso fuera de su casa la vio llegar. Venía con sus dos coletas altas y su ropa casual. Discretamente guardó el cigarro en su bolsillo.

- ¿Ya despediste a tus hermanos?

- Sí, acaban de salir de la aldea.

La rubia ya estaba suficientemente cerca para que el Nara la tomara de la cintura y juntara sus labios en un casto beso.

-Entremos entonces.

Temari había fruncido el ceño ante el beso tan soso con el que la había recibido su marido. Lo tomó de la camiseta empuñando el pedazo de tela y lo acercó a su cara.

- Mira vago, si vas a recibirme después de un largo día, lo mínimo que espero es que me des un beso como se debe. - y dicho eso ella volvió a unir sus labios con los del pelinegro, tomando en la abertura de sus labios el labio inferior de él y succionandolo levemente, pasando la punta de su lengua sobre esa parte tan suave del cuerpo de su esposo. Alargó el beso solo unos segundos más, lo soltó y alejó su cuerpo de él, rodeandolo para entrar en su hogar.

Shikamaru sonrió, quería saber que tan dispuesta estaría Temari en probar algo nuevo, y por el beso que le dio en respuesta a su prueba, estaba seguro que la rubia estaría receptiva.

Entro siguiendo a la Nara, cerrando la puerta tras de sí, colocando el seguro para evitar posibles interrupciones. Miró a Temari sirviendo un vaso de agua y se aventuró a colocarse detrás de ella. Pasó sus brazos alrededor de su cintura para recargarse en la orilla de la encimera y con el otro brazo tomar el vaso que acababa de ser llenado y se lo llevó a su boca.

- ¡Sirvete tu propio vaso!

En respuesta él solo permaneció callado y pasó el vaso a los labios de la rubia. Ella se sonrojó, a penas perceptible a los ojos del pelinegro, y aceptó que le diera de beber. Retiró el vaso y volteó a la mujer que tenía atrapada entre la cocina y sus brazos. Tomó con sus labios la gota de agua que se deslizaba hasta el cuello de su esposa, siguiendo el mismo camino que había tomado, pasando su lengua por la barbilla hasta llegar a la comisura de los labios.

Jutsus y sus usos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora