Capítulo único (+18)

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La mortal guerra por la Vara de la Verdad estaba en una leve tregua en la que ninguno de los dos reinos podía atacar al otro y en tal caso de romperse, aunque sea solo con uno de nosotros o uno de los suyos... La pelea retomaría su curso.

Ninguno de nosotros sabía si el día de mañana se retomaría la guerra contra el bando enemigo o el nuestro contra el suyo. Yo solo temía que mi familia- y mi ejército de guerreros del bosque de Zaron- no pudiesen parar las fuerzas enemigas cuando llegase el momento, por eso se esmeraban en entrenarse hasta casi desfallecer de cansancio, todos los días varias o más horas, entre ellos él... Mi mano derecha, el guerrero que siempre me acompaña y nunca se separaba de ti, solo cuando va a entrenar, porque sino estaría pegado a mi esperando pacientemente a que le dijera que podía retirarse o simplemente ir descansar, pero siempre se negaba rotundamente a eso último, "si la defensa baja, los enemigos tienen ventaja" y con eso siempre conseguía ganarme en las pequeñas peleas que tomabamos tratando de conseguir que simplemente descansase, aunque sea sentado en una silla a mi lado, me da igual, pero que no esté todo el rato en guardia cada vez que algo- incluyendo el viento- se mueva cerca mío.

Pero ahora estaba en el entrenamiento, acabando con todos con toda la facilidad del mundo, como si no le costase nada vencerlo, hacia que los demás se vieran patéticos a su lado, cosa que me hacía reír algunas veces, porque él, a pesar de ser el único humano en mi reino, era más fuerte que los elfos más bien preparados que habían.

Oh, no es "Elfo", no, no lo es. Simplemente es como mi hermano, fue encontrado abandonado a orillas de un río, en el interior de una cesta de anillas de madera, con mantas blancas, ocultando, callando y amortiguando sus gritos y llantos, pero fue encontrado por mis padres cuando yo apenas eran un bebé y siempre permanecia en palacio, siendo negado a amistades normales, pues a lo que iba; fue encontrado en la cesta y en uno de los lados había una marca con el símbolo o escudo del imperio de Larnion, el reino enemigo, a pesar de eso, mis padres lo acogieron; no por nada, pero había sido abandonado por los suyos, así que no había problema en ello. Y así fue como conseguí a mi mejor amigo, a mi mano derecha y a quien me conoce incluso mejor que yo mismo algunas veces. Un chico que se preocupa por mi seguridad y que sería capaz de velar por ella incluso, y que es en el único que puedo confiar cuando salgo a escondidas de palacio para ver cómo es la vida a más allá de los muros de mi palacio, y aunque alguna vez nos metemos en líos por ello y acabo con una bronca en la que él siempre se hace responsable por no protegerme cómo era debido, siempre me siento culpable; como sea, lo vivido con ese humano es un vínculo de amistad y cariño más grande que la leadad, porque obviamente no solo lo quiero como mano derecha o mejor amigo.

Llegó a las pocas horas después de comer, picando a la puerta cerrada, como debía hacerlo, de mi habitación y esperar apoyando la frente en ella respirando un poco agitado todavía, a pesar de que ya había comido y descansado lo suficiente para no estar exhausto. Lo recibí en principio con una mirada confusa, podía ser padre o madre; pero después curvé mis labios en una grácil y risueña sonrisa, lo invité a pasar.

Él tenía un permiso que no le había concedido ni siquiera a mi hermano pequeño Ike, a veces, para entrar en mi habitación, era el único que había visto las cortinas de palacio de mi cuarto desde dentro y no sólo desde fuera, el único que había tenido el honor de sentarse en mi cama, acompañándome en el sentimiento, o simplemente haciéndome compañía; el único que había admirado las pinturas rupestres del techo o de las paredes, escritas con la historia de nuestra tribu; y el único que había oído tantas veces la historia contada por las, que anteriormente mencioné, paredes o techo y narradas por mi todas aquellas veces. Y, esto me da un poco de vergüenza admitirlo, pero había sido el primero, y el único que yo le había permitido que pasase a más allá del anochecer en mi cuarto sin que nadie se enterase y que hubiese dormido conmigo cuando la guerra me atormentaba el sueño, era él único que calmaba mi impaciencia por saber si a la mañana siguiente seguiría vivo, no.

47.- Legendary Lovers (style) (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora