Marinette está emocionada. Pasará la tarde en el museo con Adrien e incluso Manon, que los acompaña inesperadamente, no puede empañar su felicidad.
Después de todo, ¿qué puede salir mal para dos jóvenes de diecisiete años cuidando a una niña de siet...
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Se escondieron detrás de una pared, saliendo de la vista de los akuma, pero perjudicando severamente cualquier posibilidad de escapar. Estaban en un callejón sin salida, y si Nostalgiak decidiera mostrar su cara espantosa en ese callejón, estarían perdidos. Marinette soltó una maldición en voz baja, preguntándose cómo la infame suerte de su compañero había logrado enojarse tanto. Sin saberlo, Adrien estaba maldiciendo activamente a su kwami en todos los idiomas que conocía, preguntándose cómo podría proteger a Marinette de daños y apresurarse a unirse a su compañera. El mismo pensamiento obsesivo estaba en sus mentes:
"No tengo otra opción, tengo que encontrar la manera de romper estas esposas y transformarme lo más rápido posible ¿Pero cómo?"
"Tal vez pueda acceder a Internet y buscar una ferretería para comprar una sierra o cortadores de pernos. Espero que la tienda esté abierta. Me pregunto qué tan rápido pudimos llegar allí a pie ... "
Adrien se preguntó, la preocupación crecía rápidamente en sus entrañas.
- Si escalamos esa escalera de incendios, tal vez podríamos obtener una posición ventajosa y atraer la atención de Chat para que pueda usar su Cataclysm - consideró Marinette, sin darse cuenta de la flagrante falla en su plan. Marinette respiró hondo y dijo, con sus ojos buscando frenéticamente en la calle.
- No veo a Chat Noir en ninguna parte, ¿dónde podría estar? -
- No veo a Ladybug en ningún lado tampoco - hizo un puchero a pesar suyo. A su lado, podría haber jurado que Marinette seguía mirando furtivamente el contenido de su bolso, con los labios estirados en una línea delgada y decidida. Ambos sabían que el akuma se acercaba más y más a juzgar por la proximidad del alboroto. Después de un minuto que se sintió como una eternidad, Marinette alzó los ojos hacia él, con pura resolución escrita en toda su cara.
- Adrien, necesito que escuches con atención. No puedes hablar con nadie sobre lo que vas a ver, ¿de acuerdo? Prométemelo, por favor -
- Mari, espera, hay algo que tengo que decirte y... -
Su pregunta fue interrumpida por Marinette cerrando los ojos, visiblemente armándose de valor para lo peor.
- Lo siento mucho, Adrien, pero simplemente no hay tiempo. Confío en ti -
Ella tragó saliva, cerró los ojos tercamente, y el joven solo podía mirar impotente como las palabras que menos esperaba de ella se cayeron de sus labios.
- ¡Tikki, puntos fuera! -
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