El viaje en la limusina hacia la mansión Agreste fue silencioso. Adrien y Marinette se sentaron uno al lado del otro en los asientos traseros, manteniendo la distancia que les fuera posible a pesar de las esposas. Los restos de sus respectivos rubores adornaban sus caras, y cada vez que sus ojos se encontraban, una nueva capa de rojo aparecía en sus mejillas.
El Gorila puso fin a su trayecto lo suficientemente pronto, deteniéndose frente a la mansión. Marinette dejó escapar un suspiro que no se había dado cuenta de que estaba sosteniendo mientras se deslizaba del asiento, siguiendo a Adrien fuera del auto, con la esperanza de que lograra calmar su corazón trastornado. No podía dejar de pensar en la forma en que sus manos se habían sentido familiarmente asombrosas en sus caderas mientras la sostenía contra la pared, y el agradable cosquilleo de su aliento en su cuello. Cuando él la tomó suavemente de los dedos, susurrándole palabras amables y alentadoras a pesar de su público, sintió que su corazón se apretaba de una manera familiar, pero maravillosa. Por un momento allí, sintió como si Adrien y ella hubieran pertenecido juntos, como si lo fueran si estuvieran en su propia burbuja privada, y la sensación había sido realmente asombrosa. Ella lo miró, una de sus mejores amigas, subiendo los escalones de la mansión, haciendo lo posible por caminar a un ritmo cómodo para ella. La estaba mirando a ella también, por el rabillo de sus ojos, y cuando el azul se encontró con el verde, una amable sonrisa se dibujó en sus labios.
- ¿ Lista para entrar a la guarida del dragón? - Marinette se rió entre dientes, sus dedos se entrelazaron con los suyos por su propia cuenta.
- No puede ser tan malo, ¿verdad? Quiero decir, no es como si te hubieras atado a propósito -
- Si hubiera sabido que por fin te sentirías cómoda conmigo... - respondió Adrien descaradamente - ...podría haberlo hecho antes -
Le tomó unos diez segundos más o menos para volver a orientarse, desconcertado por su sonrisa petulante mientras sostenía la puerta abierta para ella. Ella lo siguió dentro de su casa, todavía tambaleándose por su último comentario, y estaba a punto de intentar lo que esperaba fuera un ingenioso regreso cuando una voz severa y fría la sobresaltó.
- Adrien -
El joven a su lado se puso rígido junto a ella, su mano estaba apretando casi dolorosamente la de ella.
ESTÁS LEYENDO
Bajo llave y Cadena ( Under Lock and Key )
RomanceMarinette está emocionada. Pasará la tarde en el museo con Adrien e incluso Manon, que los acompaña inesperadamente, no puede empañar su felicidad. Después de todo, ¿qué puede salir mal para dos jóvenes de diecisiete años cuidando a una niña de siet...