Desde mi ventana podía ver el cielo oscuro y frio recorriendo la calles de Seúl. Los copos de nieve danzaban entre aquella ciudad, cayendo lentamente hasta convertirse en un manto blanco, a pesar de que el clima no era lo suficientemente bueno, me gustaba que este así. Prefería mil veces estar encerrada en mi habitación metida entre mis cobijas, leyendo algún que otro libro, a que sufrir de calor y morirme de dolor de cabeza. Prefería mil veces el frio.
Mientras dejaba de lado aquellos estudios que me estaban matando, decido ir a mirar un poco las calles de mi barrio a través de mi ventana. este no era peligroso, ya que había gente que transitaba bastante, se podría decir que era porque había tiendas de todo tipo, también era una especie de ventaja que viviera arriba de una tienda, o mejor dicho, una cafetería. Esta fue fomentada por mi tía, Elise, trabajo de vez en cuando ahí; Pero ahora, que estoy a solo una semana de estar en vacaciones de invierno, debía ayudarla mas, ya saben, ser camarera, limpiar trastes o atender el mostrador. Cosas no muy complicadas que ya sabia hacer.
Me mude aquí -en Seúl- cuando era pequeña, ya que -en realidad- mi madre fue arrebatada de esta vida por una maldita enfermedad, todavía seguía doliendo su mera ausencia en mi corazón, que trata de llenar mi pobre tía. Por eso, ella vino a vivir a Seúl, para proteger, cuidarme y mimarme a cual hija que ella no puede tener. Mi padre -que es coreano y mi madre fue británica- es un abogado muy gubernamental que sinceramente la presencia de su hija pocas veces existe -cual motivo por eso vivo con mi tía- siempre dando a entender que tiene mucho trabajo y que sinceramente necesita dedicarse a su trabajo al cien por ciento para ser ascendido a fiscal de mesa. Así, habiendo mas dinero en la pequeña familia que se podría decir que tenemos y para cubrir -tambien guardar- mis gastos en la universidad que posiblemente en un futuro estudie.
Sonreí al ver a la luna tan resplandeciente como nunca, no la había visto así en años, pues casi siempre era oculta por las nubes negras que daban la bienvenida a tormentas horribles que solían producirse en mi barrio cuando era la época del clima friolento.
Pero ahora, ella estaba brillando y sentía, en lo mas profundo del corazón, que algo nuevo iba a llegar, que algo inesperado llegaría a mi vida para cambiarla, no sabia que era, ni como era, ni porque era. pero la luna Siempre me comunicaba algo que yo trataba de decifrar,dandole la bienvenida a lo nuevo que probablemente estaría por llegar. como la vez que Ayla -mi gato- llego a mi vida como una caja de sorpresa que cayo el cielo.
Recuerdo que-ese día- una señora me había dado una caja cuando estaba caminando de noche, ya que había salido de estudiar y me habían agotado de tal manera que me dijeron que me tenia que quedar hasta terminar un informe de mas de treinta y cinco paginas con uno de mis compañeros. La señora había parado mi caminata poniéndose al frente mío y entregándome aquel cuadrado color marrón, me miro a los ojos y con voz audible me dijo:
-Se que cuando la mires a los ojos, vas a enamorarte de ella perdidamente, pues sigue los latidos de tu corazón que ya decidirás quedarte con ella. ella será tu luz de luna, pues ella tendrá los mismo sentimientos que tu y te guiara por caminos correctos. atesórala. su nombre es Ayla- despareció por el frio callejón que apenas era poco visible.
Al principio su nombre verdaderamente me disgustaba, pero al saber lo que significaba y lo que me quería hacer entender aquella anciana, tenia la total la razón.
Cuando había abierto la caja, la luz de la luna alumbro adentro de esta para dejarme ver a una bolita de pelos de color negra con manchas blancas, pareciéndose aun pequeño dálmatas. sus ojos rasgados se comunicaron con los míos al total de nuestros corazones se comuniquen entre ellos, que seamos una, que yo sea su dueña y ella mi mascota.
Desde ese momento supe que tendría a alguien mas apegado a mi mas de lo normal, Pues ella es como mi consejera de la vida, mi ayudante, mi mejor amiga, a pesar de que sea un gato, podría contar con su presencia en cualquier lugar en donde yo este.
La presencia del felino se hizo presente recorriendo con su cola mis piernas, me agache para poder pasar mi mano sobre su suave pelaje.
-hola querida ayla- reí cuando empezó a lamer mi mano -¿que tienes ahí?- fruncí mi ceño al ver que su pecho que antes tenia manchas blancas, ahora no las tenia, pase mi mano para ver si se había ensuciado, ella siempre solía embarrarse cuando se escapaba del apartamento, así teniendo que bañarla todos los días, Pero no, los manchones no volvieron, tenia el pelaje negro en su pecho- se ve que estas creciendo pequeña- deduce mientras la levantaba para dirigirme a la cocina, ella no había comido.
Después De dejar al felino en el suelo comiendo, salgo hacia la cafetería, quería ver como estaba mi tía. Creo que lo único que eh hecho fue encerrarme en mi habitación a estudiar, así que será mejor decirle a Elise que estoy viva.
salgo del departamento y entro por la puerta de la cafetería.
Risas y parloteos, me dan la bienvenida. El ambiente cálido que siempre suele formarse en la cafetería de mi tía, estaban en ese momento, esos ambientes de familias, pero que no se conocen entre ellos; esas sonrisas que suelen regalarse el uno al otro, es tan bello eso que no quiero perderme esos días.
-Hola Hikari- salude a una de las camareras que pasaba con una bandeja de plata en sus manos sosteniendo vasos de chocolate caliente. todos amaban esa bebida caliente aquí, mi abuela los preparaba riquísimo.
-Oh, hola nena ¿como estas? ¿mucho estudio?- dijo dejando todas las tazas en una mesa, para luego sonreírle al vendedor, ponerse la bandeja bajo su brazo y abrazarme.
-si, demasiado para mi gusto- respondí con una mueca.
-el esfuerzo vale, querida. tu abuela esta atrás de la caja. Esta esperándote, porque quiere que atiendas la Caja, ya que tiene que ir a un lado- dijo señalando a su espalada y viendo a la mujer con una gran sonrisa hablar con sus clientes.
-¿Yanela?- pregunte refiriéndome a una de las trabajadoras de la cafetería, ella se encarga de la caja, de los pedidos y demás.
- Yanela no ah podido venir hoy, se ah quebrado la pierna, la muy descuidada- respondió mientras se daba media vuelta a tomar un pedido de la otra mesa-ve, cariño- asentí.
Mientras pasaba el montón de mesas que tenia como obstáculo, pensaba lo afortunada que era al tener como tía a Elise, ella siempre ah sido como mi madre y nunca me ah dejado ni en buenos o malos momentos que eh tenido, como cuando mi madre me dejo, ella-mi tía- susurraba a mi oído “te cuidare mi pequeña niña, estaré en cada lado a donde vayas, te protegeré y nadie te podrá lastimar” aquellas palabras a partir de ese momento quedarnos grabadas en mi subconsciente, creo que a este paso nunca me lo voy a olvidar, tampoco quería olvidarlo, porque ella-como digo- es muy especial para mi.
Ella abrió sus brazos para ser llenado con mi cuerpo, así sintiéndome rodeada por estos.
-Hola tía- sonrió para después dejarle un beso en la mejilla- Me dijo Hikari que necesitas que maneje la caja- me senté en el banco que estaba al frente de la caja registradora.
-si, querida. necesito hacer unos encargos. no tardo, cariño- agarro su bolso y cruzo la puerta hacia el exterior.
Era mi turno de atender, verdaderamente no me molestaba estar así. La gente usualmente venían con un muy buen humor y agradecía por eso. detestaba a las personas que entraban con un muy mal humor, asi expresando su mala vibra por todo el lugar.
-Hola, buenos días, bienvenido ¿que quiere pedir?- pregunte con una sonrisa a una señora, con su cabellera blanca y sus ojos verdes alumbraba su rostro blanco. A pesar de que me impresiono mucho que aquella anciana me resultara familiar, seguí atendiendo sin prestar atención.
La señora tendió un papel que tenia entre sus manos, confundida la mire a los ojos sin saber que era lo que verdaderamente venia a hacer en este lugar.
-Te pido que cuides de Jimin, las primeras impresiones son engañosas para el, pero se que tu podrás lidiar con el- me sonrió y deposito el papel en mi mano, así cerrándola entre sus manos-están destinados a estar juntos- Y sin mas que decir, la anciana se dio media vuelta y se fue.
No sabia a que se refería la señora, tampoco quería abrir ese papel que ahora yace en mi mano. mi mente empezó a rebuscar alguna memoria, encontrando algún indicio en donde me diga que conocía a esa mujer.
-ella fue la que me entrego a Ayla- susurre.
-¿que has dicho?- pregunto de repente Hikari, pare venir al lado mío.
-necesito que te quedes aquí unos minutos- sin obtener respuesta camine directo hacia la anciana, necesitaba que me diga que quería que hacia aquí y sobre todo, quien era ese tal jimin.
Mientras trataba de alcanzar a aquella mujer, sentía que estaba mas y mas lejos.
-no, espere, detengan a esa mujer- pedí cuando llegue a la puerta.
Al abrir bruscamente la puerta me choque con alguien.
-disculpe ¿no ha visto a una anciana salir de aquí?- pregunte, para obtener como respuesta su negatividad- gracias- digo mientras miraba las calles, tratando de saber si la veía por algún lado. Pero no, se fue, como si se desvaneciera con la nieve que empezó a caer.
Puse mis manos a cada lado de mis brazos, como abrazándome a mi misma, hasta que el papel hizo presente en mis oídos. Decido abrirlo, así haciendo un quejido de su parte, este contenia una direccion, con el nombre que anteriormente habia dicho la anciana.
¿quien es Jimin?Cómo verán, esto que tengo arriba pues es algo que me recomendaron mis amigas, ya que ellas Lo vieron en otra historia que desconozco en este momento para darle el crédito.
Espero que a partir de acá la historia les haya enganchado y que deseen seguir leyendo.
Si hay algo que les incómoda de la historia, no duden en decirmelo
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ETÉREO
FanfictionExtremadamente delicado y ligero, algo fuera de este mundo. Así es Jimin... Fecha de publicación: miércoles 21 de junio #23 en el top Fantástico 23-6-2018 #25 en el top Jiminnie 25-6-2018