Capítulo 2: San Petersburgo

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Fic escrito por: braveten

Traducido por: Lilaluux

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—Yuuri, ya sabes lo que tienes que hacer, ¿verdad?

Yuuri sabe lo que Pichit está a punto de decir. Presiona su frente contra la encimera de la cocina mientras sube los tobillos sobre el taburete en el que se encuentra sentado. —Pichit...

—Díselo —le urge Pichit, tocando el hombro de su amigo y presionándolo.

Él ha considerado decirle a Victor su secreto miles de veces durante los últimos tres días. Pero Victor regresa a casa esta noche, de vuelta a San Petersburgo. —No volveré a verlo otra vez —señala Yuuri—. No hay punto en lanzarle una bomba como esa si nunca más lo volveré a ver. Si no se lo digo, él se olvidara de mí, y ambos continuaremos con nuestras vidas.

Pichit lo mira boquiabierto. —¿Continuar? Yuuri, ¿continuar? No, no, no, tú no continuaras con tu vida, él no continuara con su vida. No después de decir explícitamente que él estaba coqueteando contigo.

Yuuri está a punto de decir, estoy seguro de que hace lo mismo con todos, pero bien sabe cómo le respondería Pichit a sus extravagantes insinuaciones. En su lugar, permanece con la cabeza gacha, suspira y piensa en Victor. Desde siempre ha sido un ferviente fan de Victor, mirando sus entrevistas y devorando sus novelas. Así que cuando escuchó que Victor daría una firma de libros en Detroit, tanto él como Pichit planearon ir de inmediato. Y entonces, por supuesto, se la perdieron y llegaron tarde. Y después Victor le había pedido a Yuuri salir y tomar un café. Él no quería ir, porque el hecho de que anónimamente salga a tomar un café con su más grande rival es ridículo. Pero claro, Pichit tenía que jugar en su contra y exponerlo.

(Y es que él no lamenta el haber ido, no puede lamentar el haber ido. La conversación que sostuvo con Victor en la cafetería había sido increíble. El otro hombre es tan carismático, tal como uno imagina que sería al leer sus libros y ver sus entrevistas. La conversación fluyo libre y espontáneamente. Sin mencionar sus ojos, su cabello, su impresionante sonrisa, su risa y...)

—¡Anímate, hombre! —Dice Pichit—. Lo veras dentro de una hora, ¿cierto?

Aturdido, Yuuri alza la vista y asiente.

Este es con toda seguridad su último café con Victor.

—¿Se lo dirás? —pregunta, una vez más.

Yuuri se muerde el labio inferior. —Escucha, Pichit... ya sé que tienes esa fantasía salvaje en tu cabeza de nosotros dos casándonos bajo arboles de cerezos. Pero el hecho es que él regresa a San Petersburgo y yo me quedare aquí. Tuvimos unos lindos momentos juntos. Pero sé que hoy es el último día que la pasaremos juntos, y no quiero complicar las cosas —baja la mirada—. Yo sólo... yo sólo quiero tener esto. Y no quiero arruinarlo. Quiero tener esto, tener estos días con él.

Lentamente, Pichit asiente. Estrecha a Yuuri por los hombros una vez más. —De acuerdo, de acuerdo, lo entiendo y, hey, al menos ahora sabes que Victor lee tus novelas, ¿cierto?

Había estado preguntándose eso durante años. Yuuri, por supuesto, lee todas las novelas de Victor. Mira las películas de todas sus adaptaciones. Pichit también es su fan. Pero no uno tan ferviente. Su amigo es más allegado a las novelas de misterios, acción y aventura. Las obras de Yuuri y Victor son más de emociones, de historias románticas e intrigas. Simplemente recordar la forma de cómo Victor describe el amor le pone a Yuuri la piel de gallina. Él ha admirado al otro escritor por años.

Hσω thε Mιghtφ Fαll (ιη Lσvє)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora