• I n t r o d u c c i ó n •

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[ Marinette ]

El vuelo estaba por partir, todo el mundo terminaba de abordar el transporte aero que se dirigía al continente americano. A tan solo un minuto de que el acceso se cerrara, una jovencita ingresó torpe y apresuradamente al avión, una serie de malas caras fue lo que su ruidosa entrada ganó, buscó entre los números de los asientos el que fuera idéntico al de su boleto, para su suerte, este se encontraba junto a la ventana, fue difícil llegar a él, pues los asientos previos ya se encontraban ocupados.

—Definitivamente esta no fue mi semana— musitó la azabache con melancolía cuando finalmente se estableció en su sitio, repasaba mentalmente todo lo ocurrido a lo largo de los últimos días: una serie de situaciones desastrosas. Su corazón había permanecido a un joven durante mucho tiempo, aquel que confundió primero con un chico malo, pero término por ser el ideal, meses guardando todo su sentir terminaron por culminar en una declaración, que salió bastante mal...

—Adrien ¡Hola! No, ¿Qué digo? Ya te salude, bueno, realmente quiero decir que, bueno tu sabes lo que quiero decir — no sabía como organizar sus palabras, escupía sandeces a por mayor, esta situación era realmente bochornosa, apretaba tras de ella aquel amuleto que el ojiverde le había obsequiado hace un par de semanas.

— Marinette — saludó con cordialidad a la azabache, su primera amiga no impuesta, una sonrisita escapó de sus labios, la chica de descendencia asiática siempre le pareció muy simpática por su curiosa forma de expresarse con él, aunque lo mismo no sucedía cuando tenía el gatuno antifaz puesto — ¿Ocurre algo?— lo había interceptado saliendo de clases, aparentemente ya nadie se encontraba en la escuela, pero las amigas de Dupaing se escondían, y por supuesto, Alya grababa todo lo que pasaba.

— ¡Me gustas! — gritó con las mejillas arreboladas — Tu forma de ser, eres la persona más dulce de todo París…—

—¡CUIDADO! —Gritó el rubio abalanzándose sobre ella, cayeron al suelo, un rayo de tonalidad morada casi los impactaba —Sigueme — habló mientras la tiraba del brazo, el joven no pareció tener reacción, ni positiva ni negativa.

—Salid de ahí ¡Escadalosos!— el akumatizado pateaba puerta tras puerta mientras les perseguía. Los lugares para esconderse se agotaban.

Llegaron hasta la enfermería, donde estarían a salvo, pero no por mucho tiempo. Realmente el ambiente era silencioso. Necesitaban transformarse lo antes posible. La joven seguía con el corazón acelerado, no por haber corrido para salvar su vida, si no por exponer su parte más vulnerable al chico de sus sueños, pensar en que todo se había arruinado por la aparición de un villano, la enfurecía, unas cuantas lágrimas de impotencia mezcladas con tristeza escaparon de sus ojos. En ese momento el chico intentaba hacer una barricada, mientras ella se encontraba sentada en el suelo.

— Creo que estaremos bien por un par de minutos— finalmente volteó a verla notando su triste fachada  — Mari... — se arrodilló frente a ella y tomó una de sus manos — Debemos confiar en Ladybug, ella vendrá para salvarnos ¡Ella es asombrosa! No tienes de que preocuparte— pronunció con cierto anhelo. Una sonrisa forzada se notó en el rostro de ella, reiteraba, no estaba asustada ni triste por la situación de la que se escondían.

— Adrien, sé que no es momento, pero realmente no quiero perder la oportunidad y esperar más tiempo, lo que dije allá afuera, no quiero que lo olvides por las circunstancias — sus ojos de cristalizaron al notar la expresión del rubio que iba decayendo, iba a continuar, pero fue interrumpida

— Marinette, tú eres una chica increíble, pero...— volteó su cabeza, y la chica solo apretó los labios — Yo no puedo aceptar tus sentimientos, eres una amiga genial con la que siempre he podido contar, y yo también quiero ser sincero, por descabellado que suene, estoy enamorado de LadyBug — la barricada comenzaba a tambalearse, y Adrien sin dudar cargo a la contraria y la escondió en el casillero del lugar — Te prometo que te salvaré — se escondió tras la cortina y Chat Noir apareció, escapó por la ventana necesitaba reunirse con sus compañeros para derrotar al monstruo. La cara atónita de la de coletas era imborrable, ¿estaba luchando contra su alterego por el corazón de su amado? El tema era muy poco digerible.

—Marinette, Marinette, necesitas transformarte — Chillaba Tikki mientras se acercaba al rostro de ella, pero continuaba en shock. La villana entró, y sin problema la encontró, le disparó y la dejo sin la posibilidad de hablar, ya no podía transformarse en la heroína de motas.

Ese día Chat Noir tuvo que hacerse cargo del problema solo, no fue fácil, pero pudo derrotarla. La desaprobación de la inasistencia de Ladybug, fue clara, muchos horribles comentarios salieron a relucir en todas partes. Du paing- Cheng no pudo separar su vida profesional de su vida heroica, su vergüenza fue tal, que no quiso presentarse a la siguiente emergencia, por más que su Kwami la animó. Volvía a sentirse como sus primeros días en el traje rojo: Insegura y temerosa.

El día anterior al presente en el avión. Había decidió participar en su último acto heroico, era consciente de su partida. Se expuso a una confrontación por parte del gato, dónde la cuestionaba por su desaparición, claro sus comentarios no iban de manera agresiva, añoraba comprender porque había actuado así, él perfectamente sabía que tenía una vida como civil, y los problemas personales podían estarla abrumando. Pero la chica no supo reaccionar, no contestó ninguna de las preguntas del rubio, le recordaba que se centrase en el trabajo, cosa que ella no podía hacer. Los transeúntes al acercarsele, la atacaban con hostiles comentarios por desprotegerlos.
Su mente se nubló y todo resultó fatídico esa noche, nuevamente Chat salvó el día, su presencia parecía ser más un estorbo.

— Entiendo que probablemente estés pasando por cosas fuertes, quisiera apoyarte, pero aceptaré no ser la persona con la que puedas desahogarte, confío en ti, BuggaBoo — eso fue lo último que escuchó de Chat Noir

— Sé que podrás hacerte cargo, confío en ti, Chat— y eso fue lo último que le dijo, no le dio oportunidad de replicar, pues se marchó lo más rápido que pudo.

Una voz indicó que estaba apunto de despegar, y volvió a la realidad. Miro el panorama, las personas parecían estar preocupadas en sus asuntos, sacó una pequeña cajita negra, el estuche de su miraculuos, y lo apretó contra su pecho, era un gran alivio el que Tikki la acompañara durante esta aventura fuera del continente, el Maestro Fu había sido realmente comprensivo, sabía del fuerte lazo que ambas compartían, con la condición de que volviese en tiempo, les permitió a las amigas marcharse juntas, prohibiéndole transformarse sin peligro aparente. No estaría sola en su intercambio, iría a otro país donde aprendería nueva cultura, su sentido artístico se impulsaría, pues la creatividad abundaría. Solo ocupaba un respiro de París, para volver a ser la heroína que su ciudad merecía, necesitaba estabilizar sus sentimientos revueltos.

Un fuerte estruendo movilizó la nave por un par de segundos, todo se había vuelto oscuro, y en un instante la luz volvió, aunque ahora el cielo tenía un aspecto distinto, era más... Hermoso.

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[ Nombre ]
—Estoy en un avión — gritó en susurros con notable emoción al abordar. No entendía muy bien como funcionaba todo, pero la amable  azafata le ayudó a poder encontrar su sitio y dejar su valija en el lugar adecuado, pegó sus manos al vidrio, observando como todos los del aeropuerto hacían su trabajo, un llamado por los altavoces indicó que pronto despegarían, así que acató las indicaciones. No pudo evitar quedarse dormida durante el viaje de aproximadamente 11 horas, aunque una fuerte turbulencia la despertó justo antes de llegar, repentinamente todo se tornó negro, intentó encender su celular, pero ninguna luz era perceptible. No tardó mucho en que la iluminación regresase. Observó por la ventana, y el paisaje era un poco extrañó, la París que había visto en libros y volantes publicitarios se veía mucho más grande, pero eso no negaba la belleza de la ciudad.

Caminar por el aeropuerto extranjero era genial, arrastraba su par de maletas tras ella, la gente se miraba tan diferente. Tomó su celular para revisar la hora, no lo había tocado desde que la turbulencia ocurrió, y algo llamó su atención, su hermoso fondo de pantalla de 'Faker' ya no estaba, en su lugar estaba la imagen predeterminada de fábrica, ninguna de sus modificaciones estaba, pareciese que el celular se hubiera reseteado. Un mensaje llegó, era del taxista que la recogería y llevaría al apartamento en el que viviría. Se preocuparía por su móvil después, ahora tenía que ver y aprovechar lo mejor posible esta experiencia.

—París, te conquistaré —

¿Intercambio Cuántico?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora