Junio 26, 2019.
Mantengo la mirada fija en el sobre rojo que he colocado sobre la mesa.
Aquel que encontré esta mañana al regresar a casa luego de la finalización de los primeros conciertos que realicé como solista.
Estaba colocado perfectamente a un costado de un enorme arreglo de rosas rojas y una cara botella de champagne.
Al principio imaginé que había sido Ty quien envió aquello, esperando que llegase a casa por la noche antes de que comenzara mi cumpleaños pues yo misma me había encargado de hacerle saber que llegaría cerca de las diez.
Estaba incluso marcando su número cuando decidí acercarme a abrir el sobre.
Debo admitir que mi corazón no estaba listo para toparse con una hoja doblada a la mitad en la cual lo primero que podía leerse era mi nombre escrito en una letra descuidada pero bonita. Una que había visto tantas veces y que jamás creí volver a tener en frente.
Cancelé la llamada y dejé la hoja dentro del sobre tal como estaba. Sin leerla ni abrirla siquiera.
No toqué la botella de champagne y mucho menos me acerqué a oler las rosas como hubiese hecho normalmente.
Estaba completamente confundida.
Imaginé rápidamente que todo se trataba de una broma, que quizá Dinah se había encargado de falsificar la letra.
Pero aquello era mucho y en el fondo sabía que no existía ningún chiste detrás de todo esto.
Salí de la casa y no regresé hasta hace una hora. Desde ese momento entonces fue que tomé valor para sentarme y fijar la mirada en la carta que parecía esperar ser abierta con ansias.
Me serví algo de vino para calmar mis nervios y hasta ahora lo sigo bebiendo para darme valor.
Probablemente la gente pensaría que estoy exagerando la situación, que recibir una carta de alguien de tu pasado no debería ser tomado con tanto temor y que pasarse horas intentando animarse a leerla sería de locos.
Pero no es exageración. Al menos no cuando dicha carta proviene de quien creíste por años que sería la persona con la que pasarías el resto de tu vida.
Una persona con la que tuviste tantos problemas y con quien terminaste de la peor manera. Una con la que ni siquiera hablaste por casi tres años.
Llamé incluso a Ally. Y estaba verdaderamente enojada en ese instante.
¿Cómo era que se atrevía a enviarme una carta un día antes de mi cumpleaños junto lo demás?
Si no fue capaz de enviarme siquiera un mensaje de texto luego de su separación del grupo, ¿cómo es que ahora le nacía el coraje para enviar una carta?
Claro que estaba enfadada. Y obvio que Ally me hizo entrar en razón.
Yo ni siquiera había abierto la carta, no podía simplemente molestarme y dejarla a un lado.
"O puedes hacerlo", me dijo.
Pero ambas sabíamos que tampoco era capaz de seguir como si nada hubiese pasado.
Después tuve que hablar con Normani. Al menos ella ya había tenido un encuentro con la misma persona después de haberse ignorado como si jamás se hubiesen conocido.
"No me arrepiento de haber hablado con ella", me aseguró, "no era la que vi partir, era la que vimos llegar a nuestras vidas."
Aquello por supuesto me había dejado pensando más de lo que hubiese querido. No me había brindado detalles de lo que había sucedido y no quiso mencionar si habían hablado sobre mí o sobre las otras chicas.