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A la mañana siguiente seguimos con el trabajo, y a menudo me despistaba, pensando en la selva, en mi verdadero hogar.
Estabamos la Doctora Méndez y yo en el jardín de su casa, cuando un coche apareció en la entrada, del coche salió  un hombre de cuerpo corpulento y mirada amenazante. Se aproximó a nosotras.
-Buenos días princesita, ya queda menos para que me den tu caso y te convierta en una reina- dice mientras me guiña el ojo derecho.
-¿Que hace aquí Doctor Morrow?interviene la Doctora Méndez.
-Verás, acustumbro a visitar a la competencia, sobre todo cuando no tienen nada que hacer contra mi.
Antes de que la Doctora Méndez puefiese reprocharle nada, el se volvió a meter en el coche y se marchó.

Algo más allá de lo que ven los ojosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora