Después de la muerte de papá mi familia tuvo un momento difícil, que termino cuando aparecieron mis poderes, ahí se desborono por completo, como un pedazo de cristal estrellado que termino separándose en pequeños trozos. Mi madre me llamaba monstruo una y otra vez hasta hacerme llorar, el dolor que me hacía sentir con cada insulto hacia mí era peor que cualquier cuchillo o arma, no creía que mi familia, mi propia madre quien me dio la vida y me vio crecer pensara tales cosas de mi. Gracias a esto hubo un momento de mi adolescencia en el que llegue a odiarme y sentir asco de mí, por ser un maldito fenómeno.
Con el tiempo aprendí a quererme y aceptarme a mí misma como era, bueno, ese crédito fue de mi hermano pequeño.
Mi madre no me permitía acercarme a él, tal vez pensaba que esto era contagioso, cosa que es imposible, se supone que ser un clasificado es por herencia de sangre; hasta donde yo sabía papá era una persona normal, sin poderes, pero también sabía que a veces la sangre saltaba generaciones.
Logan solía escabullirse por el balcón hasta mi habitación después de que mamá se dormía, llevaba juegos de mesa y barras de chocolate que traficaba de la cocina a su habitación. Algunas veces me pedía que le mostrara mis poderes, en un principio me negué, me aterraba que saliera corriendo; cuando cumplió los doce termino por convencerme, había un vaso con agua en mi mesa de noche, moví las manos para sacarla y comencé a formar pequeñas burbujas hasta llenar mi habitación, cuando termine él me miraba fascinado.
- Eres especial Kendra, que triste que mamá no lo vea-me dijo.
Lagrimas comenzaron a resbalarse por mis mejillas, odiaba llorar pero en ese tiempo era algo muy común en mí. Esa noche, por primera vez en años no sentí miedo.
A partir de ahí comencé a entrenar mi habilidad, practicaba en mi habitación cubriendo las ventanas para no ser vista por nadie, mucho menos por mamá, ella misma era capaz de entregarme a los cazadores.
Poco a poco fui controlándolo mejor hasta que conseguí algo de dominio, creía que había hecho todo hasta que vi los libros y pergaminos viejos en casa de Dan el día que Vanessa nos salvó la vida. Casi todo lo que se lo aprendí de los libros que actualmente guardo en mi oficina, con los que entrene a Dan y enseñamos a los demás.
Dan y yo caminamos en silencio hasta la sala de entrenamiento, no la había visto desde hace una semana, ambas estamos ocupadas la mayoría del tiempo con nuestras actividades.
Hace cuatro años que conocí a Dan, ahora tiene catorce años, y aunque biológicamente sigue siendo una niña no sé si lo siga siendo aún. La veo y no se en que momento creció tanto. La vida la obligo a crecer y madurar rápido, la hizo fuerte, responsable y trate de guiarla lo mejor que pude, pero sé que en su corazón hay odio al igual que sed de venganza, como la mayoría de los clasificados y tengo miedo de que eso pueda matarla algún día.
Llegamos a la sala de entrenamiento. Lo curioso de esta base militar es que al parecer, cuando estaba en operación, se dedicaba a custodiar clasificados, así que hay todo para nosotros. La sala de entrenamiento consta de dos partes, la celda de retención que nosotros llamamos zona de ataque está rodeada por una pared circular transparente extremadamente resistente a los golpes y a nuestros poderes que permite ver por ambos lados, es donde peleamos unos contra otros para reforzar nuestras habilidades en combate. Por fuera esta la zona de control, desde ahí se monitorean los entrenamientos a través de las computadoras que captan los movimientos de cada uno, para subrayar virtudes y destacar errores a la vez que analiza las reacciones del cuerpo durante la pelea y los estímulos climáticos y ambientales que se controlan a través de otras computadoras.
Al entrar a la sala veo a Eileen tecleando a una velocidad increíble en una de las computadoras, lo más probable es que "haga mejoras" como siempre dice cada que le pregunto que está haciendo. Es la encargada de todo lo relacionado con la tecnología y computadoras del campamento, cámaras, sala de usos tecnológicos múltiples, electricidad, entre otras.
YOU ARE READING
Descendientes.
Science FictionNo tenemos hogar. Olvidamos a nuestras familias y formamos una nueva. Somos especiales para unos. Una amenaza para otros. Nos quieren muertos, pero luchamos por sobrevivir. La sangre decidió por nosotros. Una vida dedicada a correr, siempre correr;...