Capítulo final

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La semana en Atenas fue de lo mejor, ellos disfrutaron de las buenas vistas, comidas, del amor, del romance. Las penas se estaban superando y la sensación era más que espléndida.

Al arribar a Santorini, sintieron la exquisita sensación de estar en un ámbito familiar junto con esas casas adornadas tan bonitas y todo tan bien decorado. Los adorables abuelos de Daphne hicieron una cálida bienvenida para que estos llegaran cómodos. La comida fue de lo mejor, hablaban en inglés y en griego mientras reían y comían las típicas también deliciosas comidas de Grecia. Para la cena la cosa no varió, fueron las mismas risas y las misma forma de hacer sentir en agradable compañía a los abuelos.

La noche en Santorini es cálida y fresca. Llegó la hora de dormir pero como podemos suponer ellos no tenían muchas ganas aún, preferían estar revueltos en la cama besándose y acariciándose mutuamente mientras decían te quieros bajo la maravillosa luna. Varios minutos después se encontraban expuestos uno ante el otro dispuestos a entregarse una vez más, esta vez en Grecia.

Daphne gemía lujuriosa al sentir a Jason tan tieso entre sus manos húmedas. Le encantaba la sensación de estar toda mojada por la cálida anatomía de su novio. Demasiado.

— Joder, me vas a volver loco Dafi...— enroscó su mano en el cabello sedoso se la chica. Ella se dedicó a seguir haciéndolo sentir aún mejor y con más velocidad está vez junto con su candente boca, cosa que hizo que Jason se desespera aún más por penetrarla rápidamente y sin consuelo.

La detuvo y le dio la vuelta observando su templo en forma de anatomía, en cuatro, le encantaba tenerla así, demasiado. La humedeció aún más para adentrarse en su cálida y mojada entrada.

Y pudo sentir morir del alivio al adentrarse, al igual que Daphne que estaba toda roja mordiendo sus labios mientras hacía movimiento de caderas loca de placer. Cada vez más rápido y deseaban más, cada vez más.

— Más, más rápido… — suplicó Daphne muerta de deseo.

— No nena, así no, así no se pide. Hazlo de nuevo. — le dio tres palmadas dejándola más roja que la escarlata. Ella hizo un grito ahogado, no quería despertar a los abuelos.

— Por favor, más rápido. — gimió desesperada mientras mordía las sábanas para no ser descubierta porque a este paso los iban a escuchar. Jason así lo hizo, ir más rápido consintiendo a su adorable y sensual novia que pedía a cada rato. Al llegar al clímax ambos exploraron juntos la cima del placer subiendo juntos a las escaleras del cielo. Demasiado maravilloso, demasiado placentero.

Se abrazaron agitados, algo agotados y exhaustos, aún empapados de sudor en esa cama deliciosamente desorganizada. Luego de cinco minutos se miraron a los ojos a la vez que se acarician la piel desnudas, complacidos y satisfechos.

— Te quiero, te amo y eres la razón por la que sigo bien y aquí en Estados Unidos. Si me hubiera ido a Canadá, nada de esto hubiera sucedido. — declaró Jason mirándola con amor y ternura. La amaba demasiado y quería una vida eterna junto con su pequeña Daphne, que lo miraba con amor. Ella lo abrazó aún más fuerte agradeciendo a Dios que lo tenía junto con ella.

— También te amo y demasiado Jay.

Seguían observándose tan cariñosos como siempre, tan románticos y deseosos. Se amaban demasiado y eso era lo que importaba. Daba igual las circunstancias, la situación, todo daba igual, eran pareja y eso era lo que importaba.

— No me imagino una vida sin tí. Quiero estar siempre a tu lado, casarnos, tener hijos. Quiero eso Daphne. — imaginarlo le hizo sacar una sonrisa suave. Daphne estaba entrecerrando los ojitos cansada, pero aún lo escuchaba.

— Yo también Jay. Quiero un futuro así a tu lado. Te quiero, te quiero mucho.

Se envolvieron más fuerte cada vez en aquella cama, desnudos después de una noche de lujuria y buen sexo. Necesitaban del uno al otro y eso era la verdad, se necesitaban cada vez más como agua para sobrevivir.

Aquel cálido abrazo provocó que cayeran en un ligero sueño. Ambos siendo amados y sintiéndose queridos una y otra vez. La pasión, el amor, el deseo, la prohibición, lo clandestino. Han sido protagonistas en esta bonita historia de amor.

Jason y Daphne.

{Dulce Presencia}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora