No lo podía creer , era como un sueño hecho realidad osea por fin Ian, el bello y perfecto Ian se había enamorado de mi.
Llego el día en que me pidió que fuera su novia y por obvie dad después de tanto esperar ese momento, dije que si , él era todo un caballero, un chico super lindo , detallista y que de verdad demostraba interés por lo nuestro.
Pero esta vez era yo la que había cambiado, no digo que lo deje de amar, pero no daba mucho por él.
Pasaron los días y empezaron los problemas a nuestras vidas, grandes problemas, puesto que nadie quería vernos juntos, ni mi propia familia apoyaba lo nuestro, sentía tan feo por que no entendía que pasaba, no lo conocían bien, mucho menos se dieron el tiempo de escuchar nuestra historia, no apoyaban lo que queríamos, sentí una gran decepción por que no podía creer que mi propia familia juzgara a alguien que no conocían. Era como juzgar un libro por su portada, y ni era aceptable que fueran las cosas así, por que desde su físico se veía que era un gran chico. Aun así luchamos por lo nuestro, ya que no queríamos ser la mejor pareja, si no que queríamos ser esa pareja que brinca cada obstáculo, sigue y no se rinde.
Dimos todo de nosotros y sobre pasamos esos obstáculos.
Y fue en ese momento en que comenzamos a vivir esas historias de amor que siempre soñé:
Como cuando todas las tardes me visitaba para pasar el día juntos y no olvidare ese día en que fuimos a la feria y nos subimos a la rueda de la fortuna, a pesar de mi miedo, me subí y solo por que estaría aun lado de él.
Ian era para mi, mi príncipe azul, mi media naranja , era el chico con el cual quería casarme, con el cual tenía miles de planes y cada uno de esos planes estaba dispuesta a cumplirlos, solo por estar con él. Pero la vida fue tan injusta con nosotros por que nos quito mucho tiempo para estar juntos y entre nosotros puso distancia.
