Capítulo 5

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Geno apagó su 3ds y miró la hora, 4:39 de la mañana.

Suspiró agotado y apagó todas las luces de su habitación, sentándose en la silla de su escritorio y apoyándose en sus brazos mirando a la ventana.

La luna creciente se veía linda en el cielo santiaguino opacado por la gran luminosidad de la ciudad, la contaminación y las nubes.

A veces no estaba seguro de las nubes.

En su garganta se formó un nudo y se mordió el labio, comenzando a llorar. Quizá era el estrés de la universidad, quizá solamente quería hacerlo, quizá era porque a veces extrañaba a sus padres y no se acostumbraba aún a vivir de manera independiente. Debía admitir que la compañía de Reaper ayudaba realmente.

Finalmente se ocultó un poco entre sus propios brazos y empezó a llorar sin aguantarse. Los motores y los autos pasar ya empezaban a ser oídos por el de bufanda roja, suponiendo que algunos se preparaban ya para llegar a sus trabajos.

Y él aún seguía despierto.

Reaper, por otro lado, miraba el techo hace un par de horas sin hacer nada, pensando en miles de cosas. De que había dejado su casa, sus amigos, sus malas andanzas, para vivir en santiago, estudiar algo que no le daba total seguridad, buscar un trabajo quizá en un Burger King como su compañero de piso o algo así. Desde joven había tenido mucha libertad e independencia, pero no se comparaba a la total libertad de un adulto.

Al escuchar los sollozos y jadeos de llanto de Geno, su mirada se desvío a la puerta y tembló un poco, tardandose en mover. Suspiró cansado y se levantó, tocando la puerta de su compañero y apoyándose en el marco de la puerta.

Geno se giró, le miró un momento y se levantó yendo a pasó casi rápido hacia él, para ocultarse en su hombro y empezar a llorar en silencio.

— Shh. Estoy aquí.

Geno le miró con lágrimas en su cara y mordió su labio evitando decir algo, Reaper le miró fijamente mientras secaba sus lágrimas y sonrió un poco al verlo levemente rojo.

El departamento estaba totalmente oscuro, pero algo de brillo había.

Solo ese bastó para ambos.

— ¿Por qué nunca me has dejado estar triste...?

— Porque me importas, demasiado. Actualmente eres lo que me preocupa, el único que me ha apoyado y, no sé cómo, pero jamás te dejaré caer en la mierda que soy yo.

— Weon... No sé de qué hablas. ¡No eres una mierda! Te admiro desde que soy un pendejo de 12 años. Admiro tu fuerza y valentía, y, wn, me gustaría ser como tú.

Reaper tragó en seco y su labio tembló. Quería replicar aquello y negarlo, pero él estaba sonriendo. No quería hacer su sonrisa desaparecer.

Su tierna y linda sonrisa.

Geno se paró levemente de puntillas y se apoyó en los hombros del más alto, besando sus labios delicadamente y dejando al mayor perplejo.

— Tenía que hacer el momento más gay, ju.

Cállate csm. | Afterdeath chilenisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora