Cállate csm. | Afterdeath chilenis

Capítulo 15

— Bien, te escucho —Dijo Geno disimulando lo ansioso y acelerado que estaba, se sentó en la cama secando con una toalla su cabello y poniéndose una camisa.

— Mira, mi intención no era hacerte hablar, tampoco alguna wea parecida. Sólo, no sé te veía mal y nunca...

— ¿Nunca creiste que era por una wea así? Dale.

— ¡No! Sólo, Geno. Esto es extraño para mi, demasiado.

El mayor se sentó al lado del menor y le miró un momento a la cara, Geno bajó la mirada tapando su mirada para evitar sentirse más nervioso.

El clima era tenso y tenía que admitirlo.

— ¿Sabi' cual es la peor parte de todo esto? Que se supone que no me podí gustar weon, eri mi amigo, hace caleta. No se si sentirme nervioso o no. ¡Ni si quiera tengo totalmente claras las weas que siento por vo! Estoy pal pico. He soñado weas tan raras, he soñado con que te beso pero no en webeo si no así con cariño. Weon, esto es... Difícil y confuso para mi.

Reaper le abrazó sin decir nada y ocultó levemente su cara entre los cabellos rebeldes de su amigo. Suspiró pesadamente y le agarró de ambas mejillas para secar sus lágrimas.

— Entonces ¿Qué piensas?

— En ti, en que me gustai, en mil weas que me hacen feliz y me ponen nervioso, en que seré rechazado, en que no te gust-

Un choque de labios brusco e inesperado. Típico de él.

Geno miró un momento lo que estaba haciendo y agarró al contrario por los hombros sintiendo sus mejillas empaparse de lágrimas.

Sentía como si hubiera abierto una caja a punto de explotar al tiempo justo.

No explotó, sólo la vacío.

Sintiéndose loco, en las nubes y como un montón de mariposas revoloteaban por su estómago agarró al más alto de la polera e intensificó el beso. Un beso diferente.

Un beso que podría describirse como los grandes escritores dan su significado de amor.

Algo fantástico, algo emocionante y sin sentido que aún así te hace caer en la locura y en un país donde la felicidad es la única emoción aceptada.

Reaper se alejó un momento y miró al menor, empezó a reír.

El sonrojo en sus mejillas y la luz de la mañana hacían una vista gloriosamente tierna del mayor.

Geno estaba loco.

Loco por amor y recién se daba cuenta.