Carta N°12

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Un día como cualquier otro, estábamos los dos hablando, y de repente soltaste algo que me dejó bastante impresionada.

- Quiero tener tu apellido, me gusta - dices y dejas escapar un corta risa - Deberíamos casarnos, así en vez de yo darte mi apellido como en cualquier matrimonio normal, yo obtengo el tuyo.

A pesar de mi nerviosismo, solté una risa como para seguirte el pelo.

- Claro, sólo hay que planificar la boda - dije sonriendo, en ese instante, nuestras miradas conectaron y deje de sonreír para tratar de descifrar que me querían decir tus ojos.

Ese par achocolatado me miraba de una forma específica, como tratando de explicar algo sin tener que hablar, pero por más que duramos mucho tiempo sólo viéndonos no logré entender que me querías decir.

Después de eso volviste a sonreír y cambiaste el tema ágilmente, haciendo que por ese momento yo olvidara lo sucedido con anterioridad.

Sin embargo, en la noche del mismo día, cuando estaba entre las sábanas de mi cómoda cama preparándome para dormir, el recuerdo acudió a mi. Repasé todo una y mil veces seguidas, cada palabra, cada mirada, cada sonrisa.

Pero ¿Qué me querías decir? Tal vez ¿No lo decías a juego y querías darme a entender algo? ¿O yo soy mala interpretando las cosas?

Dime, ¿Qué querías decir?

Atentamente:
Sam.



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Lo que siento por ti.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora