Pensaba en lo que acababa de pasar mientras salia del salón y caminaba a la clase de Sociología.
¿Quien era el y por que se ha dirigido a mi de esa forma? Ni siquiera nos conocemos o algo por el estilo. Y pensar que se me hizo apuesto y educado...me ha caído muy mal. ¿Quién se ha creído para llamarme así?
Entré al salón, me senté en el pupitre y sentí que alguien me tocó el hombro por detrás, voltee y era un chico moreno, de cabello castaño claro y con una perforación en el labio.
Se levantó y se puso en frente de mi.
—Oye, ¿te encuentras bien? — Me dijo.
— No, pero no quiero hablar de eso con alguien que no conozco.—
— Que grosero pero no soy tan fácil de ignorar, voy a presentarme y a quedarme aquí hasta que decidas ser mi amigo.—
— No serás mi amigo si yo no quiero que lo seas.—
Se sentó en el escalón que esta en frente de mi pupitre.
— Pues te equivocas, porque seremos muy buenos amigos. Mi nombre es Taehyung, pero puedes llamarme Tae.—
— No creo en eso pero tampoco soy grosero. Mi nombre es Jimin, Park Jimin, dime como quieras.—
—Mmmmmh, en ese caso te diré Chim-Chim.—
— ¿QUÉ? Espera, espera, eso suena ridículo, no vas a llamarme así ni de broma.—
— Pues no me importa, ya te bauticé, así que ese sera tu apodo hasta que tus días en este mundo...acaben.— Me decía mientras se levantaba y volvía a sentarse atrás de mi.
Quise alegar contra eso en cuanto entra el maestro, era delgado y con un porte elegante, algo afeminado. Tenía el cabello rubio y su ropa era bastante bonita...muy bonita a decir verdad.
— Buenas tardes chicos, yo soy Jin, su maestro de Sociología. Sean siempre puntuales, procuren entregarme todas sus tareas, sean respetuosos conmigo y con sus compañeros para que no haya necesidad de reprobar a nadie.—
Nos dijo muy sonriente mientras sacaba sus cosas del maletín. Yo jamás mire una belleza como la que el portaba.
Toda la clase estuvimos haciendo dinámicas para conocer a nuestros compañeros.
Taehyung si que era alguien interesante, hablaba con todos, me daba mucha risa que anduviera de escandaloso por todo el salón. Me ayudó a olvidar por lo que estaba enojado hablando de muchas cosas durante toda la clase, debo admitirlo, tiene razón, seremos grandes amigos.
Las clases terminaron, baje por las escaleras que estaban en el centro ya que dirigían a la salida del edificio. Salí y desde las escaleras de la entrada, alcance a mirar ese tal Jungkook sentado al pie de un árbol, un calor recorrió mi cuerpo, seguía desconcertado por lo que me hizo pasar frente a toda la clase.
Se levantó y comenzó a caminar a la salida del plantel, mire que dio vuelta hacia la calle, me armé de valor y lo seguí rápidamente, iba a demostrarle todo lo contrario a lo que me había llamado.
Lo alcancé y cuando lo tuve a una corta distancia de mi, le grité:
— Oye tú, ¿quieres saber quién es la niña aqu...—
Quede en blanco, no pude moverme o siquiera darle un puñetazo. Sentía un calor extraño, alcance solo a mirar una flor de cerezo en su hombro derecho, pude sentir como mis mejillas tomaban el color rosado, como el de esa flor.
El frió se había ido y cerré mis ojos lentamente, su nariz chocaba con la mía y pude sentir sus brazos pegándome a él, pensé en correr pero me quede ahí, saboreando el sabor de su húmeda y pequeña boca.
Me había besado, no me dejó si quiera terminar lo que tenía para decirle, muy descaradamente me humilló y ahora esta besándome, no lo conocía y con dificultad recordaba su nombre. Me quité al mismo tiempo que él y lo único que hice segundos después de observarlo con total asombro, fue salir corriendo hasta mi casa, no quedaba muy lejos.
Subí las escaleras como si mi vida dependiera de ello, cerré la puerta tras de mi y me senté en el suelo a tratar de olvidar todo lo que había pasado hace unos minutos, definitivamente no podría dormir hoy.
Pero una cosa si agradecí.....que era Viernes.