-¡DAFNE! -sentí su grito penetrar en mi piel por detrás. Oía sus pisadas, fuertes y seguras. Podía imaginarme su camisa y su pelo siguiendo el ritmo de su trote.
Pero de todas formas seguí andando. Con el mismo ritmo de antes. Las manos apretadas en puños y las mejillas bañadas en lágrimas dulces.
Me tomó del antebrazo y tiró de mí, obligándome a darme media vuelta. Me encontré con su cara a cinco centímetros de la mía. Mucho espacio, mucho vacío. Su cuerpo seguro de sí se cernía sobre mi. Imponente e implacable. Me hacía sentir pequeña, débil, insegura y fuera de lugar. Aunque estaba perfectamente ubicada ahí.
Veía las luces anaranjadas de la calle sacar destellos en su pelo ondulado, perfectamente cuidado. Veía sus ojos azul celestes sobre mí, observándome y analizándome. Podía oler su colonia y el desodorante que estaba usando, creando una fragancia que quedaría grabada en mi mente aunque tuviese Alzheimer. Sus manos sobre las mías. Y sus labios expertos, acercándose cada vez más a los míos hasta que el vació se esfumó completamente.
Mi corazón se desbordó de una milésima de segundo a otra. El vellos de mis brazos y mi nuca estaban erizados por la exaltación y la sorpresa. Mis estomago estaba enfermizamente feliz.
Mi primer beso. No podría haber sido más perfecto; a excepción de las lágrimas, por favor no me lo recuerden, gracias.
Sus manos estaban posadas sobre mis caderas, tirando suavemente de mí para acercarme más a él, y yo tenía mis brazos anudados sobre su cuello. Mantenía los ojos cerrados, saboreando todavía el momento. Los abrí y me encontré con sus ojos. Brillaban, audaces. Felices. Sus mejillas estaban ligeramente pintadas de carmesí, sus labios esbozaban una sonrisa torcida y sus cejas estaban arqueadas. Se rió.
-Tu pelo me hace cosquillas- dijo, poniéndome un mechón salvaje de mí pelo suavemente detrás de la oreja. Sentí su aliento cálido cerca de mi oído- Dafne, eres única.
Y pude notar la sangre caliente llenar mis mejillas de rojo. Bajé la mirada y nuestras bocas se encontraron de nuevo, necesitándose salvajemente la una a la otra.
Fue una noche memorable, pero nunca más nos volvimos a ver. Porque los dos sabíamos que lo nuestro no era para ser una relación de ningún tipo.
Y espero, rotundamente, que él todavía se acuerde de mí.
N/A: Ladys, yo estoy aquí para compracerlas (no de esa forma, ¿ok?) porque ustedes pidieron más: ¡Y ASÍ ES, LES TRAJE MÁS!
Es corta, pero peor es mejor que nada ;)
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¡¡Gracias por leer, se pasaron!!