Aún sueño a diario con esa utópica despedida.
Todos esos sueños con él mismo triste final.
Estoy apunto de llegar y tu imagen se desaparece como una estrella fugaz.Podría recordar y platicar desde el momento a segundo exacto en el que te apartaste pero, no lo veo necesario.
No encuentro manera de poder olvidarte, y por más que la busque, tal vez si la encontrará sólo si tal vez, supongo que de igual manera no lo haría no puedo cometer el error de ser cobarde y dejarte a un lado.
Hay muchas cosas en las que he pensado. Me gustaría poder decir que estoy mejor sin ti, mentiría.
Sin embargo, puedo decir que esto te hace bien.
Te siento más despreocupado, más libre y tranquilo pero, ¿cómo no? Eres la persona más tranquila y paciente que he conocido.Mi corazón pidió a gritos que te quedarás, por tu bien decidí hacerle caso a mi cerebro fue quien analizó mejor la situación, la rutina te estaba cansando, cada día era más pesado para ti en lugar de tranquilo o posiblemente mejor. Tu escuela, tú casa, tus tareas extras y yo; todo te absorbia y pensabas sólo en jamás fallarme, en no dejarme sola, en estar para mi. No podía hacer más que tranquilizarme y pensar que todo sería normal de nuevo después de darte tu tiempo, de darte tu espacio.
Relajate, ¿por qué gritas?