─ ¡Hannah! ─mi hermana me llama alarmada, bajo las escaleras rápidamente.
─ ¿Que pasa? ─pregunto mientra ella está muy emocionada, avanza hasta llegar a mi y me abraza.
─Hannah, Ethan me pidio ser su novia ─informa aun abrazandome ─Y yo le dije que...
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─Hannah, Ethan es mi novio ─dice mi hermana tan emocionada como un niño con una golosina.
Mi mundo se detiene al escuchar eso, porque Ethan es mi crush, mi vecino súper sexy y ahora el novio de mi hermana.
Pero déjenme contarle lo que caso hace tres semanas.
...
Tomo mi mochila y bajo con rapidez las escaleras, me encamino a la cocina busco con la mirada a mi hermana mayor ─ ¡¿Maddi dónde está mi desayuno?! ─grito mientras busco la bolsa de papel color marrón.
─ ¡Está en la mesa del comedor! ─exclama desde su habitación.
Miro hacia el comedor y si estaba allí, la todo y la introduzco en mi mochila color turquesa con negro.
Escucho unos pasos bajar las escaleras mientras yo me acercaba a la puerta de salida ─Oye, llega temprano ─ordena mi hermana.
Mi hermana y no nos parecemos en NADA.
Su cabello es castaño y el mío es negro, sus ojos son azueles y los míos color almendra, ella es más clara de piel que yo y ella tiene 18 años y yo 16... Si lo sé no nos parecemos, creo que porque ella se parece más a mi madre y yo más a mi padre.
─Ok apenas salga de clases me vendré a casa ─contesto ─ ¿No iras a la universidad? ─pregunto.
Y otra cosa es que ella está en la universidad y yo estoy en secundaria, me falta un año para entrar a la universidad, dejare de ser un bebe para ser un bebe de universidad.
─No, hoy tengo el día libre ─contesta ─Hannah más te vale que no llegues tarde, ¿recuerda lo que paso ese día? ─la imagen de ese momento se viene a mi cabeza, mis padres habían puesto una denuncia de desaparecida, soló por que llegue una hora después de la que tenía que haber llegado.
Una sonrisa aparece en mis labios ─Pero mamá y papá no están aquí ─comento.
─Pero yo si ─baja las escaleras hasta llegar hasta donde yo me encontraba ─Y mi responsabilidad es cuidarte a ti mocosa.
─No tengo dos años ─hago pucheros ─Me puedo cuidar sola ─digo con voz firme.
─Si tú lo dices ─Maddie susurra pero aun así la escucho.
─Ya me voy, adiós ─me despido.
─Llega temprano ─agrega antes de cerrar la puerta.
Bajo las escaleras del edificio, ya que este no cuenta con un elevador, al salir siento como el viento azota mi cabello.
Camino por las calles de la gran ciudad de Nueva York, cerca de mi casa vive mi mejor amigo Alec.
Él vivía en un edificio muy parecido al mío, solo que él vivía casi en el primer piso, tomo una piedra pequeña y la lanzo a la ventana.
