Parte Única

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Luego de una exhaustiva semana, por fin tenía una tarea que era imposible de arruinar.

Hace diez días Mina me contó que debía de irse de la ciudad por unos meses debido a las pasantías, y ella junto con Uraraka me pidieron que tomase su lugar en su trabajo. En mí inocencia e ingenuidad decidí hacerlo, puesto que me daba curiosidad saber en que trabajaba mí castaña amiga.

Si hubiese sido físicamente posible, mí boca habria tocado el suelo al ver la fachada exterior del lugar, junto con el colorido y luminoso cartel.

Las sorpresas no terminaron ahí, puesto que al entrar me asaltaron montones de diversos aparatejos cada cual más extraño que el anterior, a ellos le vino la gerente Kyouka Jirou, quien descubrí a las malas lo exigente y estricta que podía llegar a ser.
Al principio mí trabajo era aconsejar a los clientes sobre su compra, recomendarles algo de su interés y resolver sus dudas, pero fueron ellos quienes me explicaron cómo funcionaba un vibrador anal para hombres, obviamente, fui regañado. Luego me tocó estar en la caja registradora, solo estuve diez minutos cuando Jirou me sacó enojadisima mientras refunfuñaba.

Ahora soy el encargado de entregar los paquetes a domicilio, responder el teléfono y estar pendiente del sitio web. Trabajos sin mucho contacto al cliente o al juguete que tanta vergüenza provoca en mi. Algo que desde que empecé a hacerlo me sale bastante bien comparado a los fracasos anteriores.
A la mañana voy a la universidad y a la tarde trabajo en una sexshop, aquella rutina se había echo hasta placentera.

Pero llegó a su fin cuando hoy entré por al puerta de la tienda a cumplir mí turno.

Uraraka ésta hablando por teléfono mientras retoca su esmalte de uñas, se la ve un poco tensa, pero eso podría deberse a los cada vez más cercanos exámenes.

—Como lo oyes, Ashido se fue por un tiempo debido a las pasantías y ahora tenemos a un muchachito nuevo que se encarga de su trabajo —es extraño e incómodo la forma que tiene de referirse a mi, risueña me guiña un ojo y sigue hablando—. Oh no ¡Yo ya no me encargo de eso! Toma, trabajo —con sus rosados labios esbozando una sonrisa picarona, me tiende el teléfono y me hace señales para que apoye mí trasero en el ordenador donde podemos ver lo que tenemos en stock.

—Uhm... ¿Hola? —no sé muy bien como dirigirme a alguien con quien mí compañera le habla con tanta facilidad y fluidez ¿Quién era esa persona? ¿Un conocido, un familiar o un amigo? ¿Tal vez incluso un amante?

—Tranquilo chico nuevo, no muerdo —su voz ronca y suave me endulza los oídos, haciendo que mí postura se relaje por completo, transmitiéndome inexplicablemente seguridad—. Solo quiero comprar un par de cosas ¿Me llegarán para hoy?

—Si están en stock entonces sí, de otro modo tendré que hablar con nuestro proveedor, pero se supone que la nueva tanda nos llega la semana que viene —mi voz robotica hace que me sienta nervioso, pero el chasquido de lengua de quién está al otro lado del teléfono hace me hace saber que no le está prestando atención a mis desvaríos.

—Bien, entonces toma nota —dicho esto comienza a preguntarme por distintos productos; consoladores, vibradores, fustas, mordazas, esposas, bolas chinas, plug anales y kit's de bondage. Nunca había atendido a alguien que se supiera mejor que yo el gigante abanico de productos que teníamos a disposición. Luego de cortar me sentí avergonzado, había varios de los objetos vistos de los cuales no entendía su función y otros que me sorprendió que quisiera utilizarlos un hombre.

Me levanto sintiendo el trasero entumecido de tanto estar sentado en la silla. Con la planilla en la mano y los ojos de la castaña escrutándome empiezo a colocar en la camioneta todos los pedidos para ir a hacer mi entrega diaria. No se qué es mas sorprende, la gran cantidad de paquetes o que la mitad hayan sido encargados por una misma persona. Con la mente divagando en mi proximo parcial de Traumatologia hago las entregas rápida y eficientemente, hasta que llego a la direccion del dichoso cliente.

Hell's - OneshotDonde viven las historias. Descúbrelo ahora